El mundo vive hoy una grave crisis sanitaria y posiblemente enfrenta la más grande crisis social y económica del siglo XXI. Mientras la ciencia lucha por encontrar formas de superar la pandemia del COVID-19, se han planteado hipótesis sobre su origen. Existe una gran probabilidad de que el virus que ha causado esa pandemia se haya originado en la crisis ambiental que también enfrentamos, relacionada con las acciones del capital, especialmente en la agricultura, donde la deforestación está destruyendo cada vez más los bosques y los pesticidas continúan envenenando ríos, suelos y nuestros alimentos.
En el momento del avance de la pandemia, con el aumento de la pobreza extrema y el acceso cada vez más difícil a los alimentos, lxs campesinxs se convirtieron en un sujeto esencial para superar esta crisis. Ya sea por la posibilidad de alimentar a la población produciendo y suministrando alimentos libres de veneno y también por la construcción y fortalecimiento de una matriz tecnológica para la producción agrícola basada en los principios de la agroecología y la solidaridad, capaz de oponerse al modelo egoísta y destructivo del agronegocio.
Por otro lado, estos mismxs campesinxs se encuentran en una situación de vulnerabilidad. En la mayoría de los países no existe una política estatal que conserve la integridad de estas personas, que promueva la producción, venta y distribución de los alimentos producidos para la población. Además, la mayoría de estas familias, que viven y trabajan en el campo, están lejos de los centros de salud preparados para diagnosticar y atender a lxs infectadxs, poniendo en riesgo la vida de estxs agricultorxs.
Nosotrxs, del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra, estamos seguros de que enfrentar el agronegocio y construir una sociedad sin opresorxs y sin oprimidxs, es una tarea para la clase trabajadora en su conjunto, y que las trincheras de lucha deben abrirse en todo el mundo.
Por eso, desde nuestra creación, hemos construido nuestro internacionalismo como una línea política basada en las dimensiones del valor, como la solidaridad y el amor entre los pueblos; del principio, estando en nuestro origen como una de las bases del Movimiento Sin Tierra, y como una estrategia revolucionaria que nos ayuda a definir acciones que buscan la articulación de la clase trabajadora en diferentes países, lo que nos permite acumular fuerzas para enfrentar y derrotar al capital en todas sus dimensiones y en todos los rincones del mundo.
Nuestras brigadas internacionalistas son quizás la mejor concreción de nuestra línea política, ya que son colectivos de nuestra organización formada por militantes de nuestras diferentes regiones y que viven y trabajan en diferentes países, en cooperación con organizaciones progresistas de pueblos locales, donde nos solidarizamos en cuanto clase y luchadores populares.
Frente a este desastre global, agravado por el capital y con consecuencias que afectan a toda la clase trabajadora, nuestras brigadas de solidaridad internacionalista están redirigiendo sus acciones para enfrentar el coronavirus y evitar el aumento en el número de muertes y personas infectadas, en el campo y en las periferias. Por lo tanto, estamos creando espacios para el intercambio de experiencias entre lxs campesinxs sobre la producción de alimentos saludables, reforestación, donación de semillas, alfabetización de jóvenes y adultos y sobre la producción y distribución de materiales de higiene y protección individual y colectiva en los países donde operamos.
¡Porque es hora de salvar vidas y vamos a necesitar a todxs!
Además de trabajar con la alfabetización de jóvenes y adultos, realizar talleres de agroecología con agricultorxs y apoyar la construcción de la Liga de Mujeres, actualmente estamos construyendo una campaña para producir y donar kits de higiene y protección individual y colectiva. Ya se han distribuido 400 litros de desinfectantes para manos y 400 máscaras de tela, y nuestro objetivo es producir y distribuir otros 1200 kits en las próximas semanas. El objetivo es que ninguna persona se infecte en las actividades realizadas por el Partido Socialista, que, siguiendo las pautas de prevención de las diversas organizaciones de salud, ha estado realizando cursos de formación política y una campaña de alfabetización para jóvenes y adultxs en el campo y en las periferias de centros urbanos en el país.
Ubicada en la región del Caribe, Haití tiene alrededor de 12 millones de habitantes. De estos, el 80% vive en condiciones de pobreza y el 54% en pobreza extrema. Con la crisis de COVID 19, el país está al borde de otro desastre. En un país que solo tiene 45 respiradores, 4.441 personas se infectaron y 76 murieron.
Actualmente, nuestra brigada ha estado trabajando en la producción de alimentos (vegetales, legumbres, frijoles, cría de animales, etc.) en tres áreas agrícolas. Se hicieron donaciones de mudas de especies frutales, baldes para higiene y máscaras para protección individual.
Ubicada a las puertas del continente sudamericano y bordeando el mar Caribe, Venezuela tiene alrededor de 30 millones de habitantes. El 98% vive en ciudades y solo el 2% vive en el campo. Su economía se basa en los ingresos del petróleo, ya que tiene la mayor reserva de petróleo del mundo.
El 12 de abril, se registró el primer caso de COVID19. Desde entonces, el gobierno ha tomado medidas firmes para detener la propagación del virus. Cuarentena social, apoyo económico para que la población permanezca en el hogar y un plan de salud que garantice atención gratuita y de calidad a toda la población afectada. Hasta el 17 de junio de 2020, los números totales sumaron 3.062 infectados y 26 fallecidos. Es uno de los países del mundo con mejor control de la enfermedad.
Durante este período, la brigada ha estado manteniendo actividades, a un ritmo lento. Están enfocados en apoyar la producción agrícola con énfasis en la agroecología y la producción de semillas y monitoreando 104 estudiantes de medicina, 57 en el primer año y 47 en el quinto año.
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