La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo.
Eduardo Galeano
La pandemia de Covid-19 ha cambiado al mundo y los retos que impone solo podrán enfrentarse con actitudes y valores como la unión, la empatía y la solidaridad.
La solidaridad debe prevalecer no solamente entre las personas, sino entre las naciones. Desde el inicio de la pandemia, México ha demandado que no prive el derecho del más fuerte o del más rico, también es preciso que todas las naciones tengan acceso equitativo a los insumos médicos y a las vacunas; por eso impulsó la resolución 74/274 “Cooperación internacional para garantizar el acceso mundial a los medicamentos, las vacunas y el equipo médico con los que hacer frente al Covid-19”, aprobada el 20 de abril de 2020 por la Asamblea General de la ONU.
En el marco de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), México ha impulsado acciones para hacer frente a la pandemia. Destaca el acuerdo alcanzado con Argentina, la farmacéutica Astra-Zeneca y la Fundación Slim para producir vacunas en México con un ingrediente activo elaborado en el país sudamericano, tanto para nuestro país como para la región.
Tras un período de preparación no exento de dificultades técnicas, el pasado 25 de mayo empezó la producción de estas vacunas en México y el sábado 12 de junio inició la distribución de estas en nuestro país y en la región. Gracias al invaluable apoyo de la Fuerza Aérea Mexicana, se enviaron 100,000 vacunas a Belice y 150,000 dosis a Bolivia y a Paraguay, respectivamente. Al mismo tiempo, un vuelo comercial transportó a Argentina 811 mil dosis. En breve se harán llegar otros envíos a Guatemala, Honduras y El Salvador para totalizar la contribución a la región de 2 millones de vacunas envasadas en México.
El 21 de mayo, el presidente López Obrador declaró durante la Cumbre de Líderes del G20 que México será la fábrica de las vacunas para América Latina y el Caribe y adelantó que, además de la producción del antígeno de Astra-Zeneca, se destinarán a la región dosis de Cansino, también producido en México, y la vacuna mexicana Patria, que ya se encuentra en fase II.
Esto no es solo el cumplimiento de un compromiso asumido, también implica una visión de solidaridad con América Latina y el Caribe, una diplomacia de resultados, que antepone el bienestar común a los intereses egoístas que a menudo imperan en las relaciones internacionales. Al ayudar a otros nos ayudamos a nosotros.
México confía en el poder del liderazgo a partir del ejemplo y que sus acciones beneficiarán no únicamente a las personas que reciban las vacunas, sino que serán una poderosa imagen para que otros países hagan lo propio y sean solidarios también.
*El autor es subsecretario para América Latina y el Caribe de la SRE.