Desde 1993, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) surgió como una organización para la defensa del medio ambiente y de los pueblos originarios de Honduras. Desde La Esperanza, Intibucá, el COPINH ha emprendido una diversidad de luchas, y esto le ha convertido en el blanco del enojo de empresas extractivas que buscan explotar los recursos naturales que alberga la selva catracha.
Durante el golpe de Estado del 2009, el COPINH jugó un papel clave en la resistencia contra las fuerzas militares y en defensa de la democracia. Desde aquel momento, la violencia y el hostigamiento contra la organización se intensificó notablemente.
En el 2016, las amenazas y ataques contra COPINH alcanzaron su peor momento, resultando en el asesinato de la compañera, líder, activista y ganadora del Premio Goldman (2015), Berta Cáceres. Su asesinato impactó al mundo entero y evidenció la impunidad y complicidad del Estado hondureño, que no actúo ante las reiteradas amenazas contra Berta, una realidad que se repite en gran parte de América Latina, la región en donde más se asesinan a defensores del medio ambiente.
En este contexto y en los últimos diez años, la seguridad digital ha pasado a ser un área prioritaria para las organizaciones sociales. Código Sur conversó con Camilo Bermúdez de COPINH sobre los ataques contra la organización y el estado actual de la lucha por que se haga justicia para Berta Cáceres y su familia.
Código Sur: El COPINH ha estado enfrentando reiterados ataques a través de redes sociales y plataformas digitales, desde antes del asesinato de Berta Cáceres. En el contexto del caso de Berta, hemos visto que personajes cercanos a David Castillo y la empresa DESA continúan difamando a COPINH. Cuéntenos un poco sobre estas estrategias que han utilizado estos actores.
Camilo Bermúdez: Efectivamente, desde antes del asesinato de Berta ya el COPINH recibía ataques constantes en plataformas digitales. Nuestra organización identificó que también había perfiles falsos que se hacían pasar por el COPINH en redes sociales, sobre todo en YouTube y en Facebook. También identificamos un blog que se hacía pasar por la organización. En general, estas cuentas difundían información tendenciosa, estigmatizante y difamadora, en contra del COPINH y en contra de Berta en específico.
Después del asesinato de Berta, y sobre todo a partir de la repercusión mediática e internacional que tuvo el caso, empezaron a desarrollar otro tipo de estrategias. Estas se han implementado con más fuerza a partir de la captura de David Castillo, uno de los responsables del asesinato, y es la persona que vincula a la familia Atala – una familia oligarca, con mucho poder económico, que está detrás del asesinato de Berta –, él operativizó las órdenes de esta autoridad intelectual. Es la persona de mayor nivel que ha sido detenida, y es la que tiene los vínculos con los autores intelectuales, entonces es una persona de mucho interés porque es quien podría escalar la responsabilidad.
Básicamente, hoy, los ataques se lanzan desde perfiles – simulados, falsos, o troles – que hacen acciones de difamación, discriminación, estigmatización y criminalización contra el COPINH y voceros específicos de la causa por la justicia para Berta Cáceres, principalmente dirigen estos ataques a las hijas y el hijo de Berta Cáceres. Estos ataques se lanzan en todas las redes sociales.
Hemos observado que utilizan nuestra línea gráfica y de nuestros videos, intentando replicar – con las mismas plantillas – pero con mensajes negativos, buscando confundir a quienes reconocen nuestros diseños. Siguen mucho nuestras redes sociales y atacan nuestras publicaciones, especialmente días críticos cuando hay audiencia sobre el caso de Berta. Etiquetan a personas que apoyan el proceso de justicia por Berta Cáceres y les difaman con mentiras. También hemos identificado intentos de ingresar a nuestras cuentas y servidores, especialmente al servidor de correo electrónico.
CS: Ante estos ataques, ¿cómo se ha protegido COPINH? ¿Qué medidas han adoptado para resguardar su seguridad digital en el proceso conforme han incrementado estos ataques?
CB: Hemos decidido mantener un servidor de correo independiente y encriptado, fuera del país. Tenemos un sistema de contraseñas seguras, hacemos cambios periódicos de todos nuestros accesos, con KeePass. Mantenemos nuestros servidores y nuestra nube actualizada. Mantenemos una comunicación constante con las compañeras de Código Sur. Hemos migrado los sistemas operativos a software libre (principalmente Ubuntu), que permite encriptar la información. Tenemos copias de toda nuestra información sensible, en discos duros encriptados con VeraCript. Para la comunicación, utilizamos otras plataformas que son más seguras, como Telegram y Signal. En cuanto a nuestras redes sociales, hemos optado por responder a los ataques que recibimos, para no ayudar a que se les dé divulgación.
CS: ¿Qué obstáculos prácticos han encontrado en la implementación de estas nuevas herramientas más seguras?
CB: Este reforzamiento de medidas también implica un tiempo de trabajo con los compañeros y compañeras para que entiendan el tema del encriptado de las máquinas, y que se adapten a las nuevas herramientas. El tema de la comunicación también es complicado, hemos encontrado que migrar al uso de otras plataformas de comunicación alternativas a WhatsApp es difícil, pero lo hemos logrado en cierta medida. Sí hemos encontrado problemas de compatibilidad con el software libre, por ejemplo, en cuestiones básicas, como conectar un scanner o una impresora. En temas de diseño también, porque las compañeras de comunicación encuentran difícil diseñar con herramientas libres, principalmente porque su formación ha sido en software privativo y no conocen bien estas nuevas herramientas.
CS: ¿Qué recomendaciones o lecciones aprendidas desde la experiencia de COPINH le ayudarían a organizaciones y movimientos sociales que hoy enfrentan ataques y amenazas similares a las que ustedes han sobrellevado?
CB: Es importante hacerse acompañar de personas que saben sobre estos temas, tanto técnicamente como discursivamente. Debemos compartir nuestro conocimiento con otras organizaciones, tratar de articularnos y compartir con las demás organizaciones aliadas. Es importante mantener una formación constante, porque todo está cambiando rápidamente, es importante conocer sobre las nuevas tendencias. Es muy importante que las organizaciones tengan a una persona encargada de estos temas (seguridad digital). Muchas veces se requiere un conocimiento, una formación previa y un tiempo para abordar estos temas, entonces es bueno tener a alguien que esté pendiente y dé seguimiento a los aspectos técnicos y las medidas de seguridad que se están implementando.
Son aspectos del trabajo de nuestras organizaciones que ya tenemos que incorporar, porque es una realidad; esto de las redes sociales y la comunicación. Es importante sostenerlo porque son redes alternativas con las que podemos romper los cercos de la televisión y la radio tradicional. Las redes sociales han mostrado ser unos altavoces más allá del control de la información de las corporaciones, son medios de comunicación más libres para nosotros.
La disciplina también es clave. Si queremos hacer nuestro trabajo, tenemos que hacer caso a las recomendaciones y a las buenas prácticas, y eso requiere una disciplina organizativa. Esto implica también saber reconocer nuestras propias limitaciones.
En el tema más anímico, ante los ataques hay que hacer las reflexiones necesarias como organización. Esto significa entender y hacer los análisis para saber de dónde vienen; darles su justa magnitud, ni sobrevalorarlos, pero tampoco subestimarlos. También hay que llevar un proceso de seguimiento personal. Si bien sabemos que las difamaciones son frecuentes y falsas, el volumen y la intensidad de los ataques pueden calar en las personas, entonces hay que tener procesos de sanación y salud mental dentro de las organizaciones, en donde esto sea tratado.
En general, el tema de la seguridad debería de abordarse de manera integral. De nada nos sirve tener nuestra información muy segura, si andamos en la calle muy tarde o andamos solos, si descuidamos nuestra integridad física.
CS: Volviendo al tema con el que iniciamos esta entrevista, ¿en qué estado se encuentra el proceso judicial contra los culpables por el asesinato de Berta?
CB: La causa por Berta Cáceres trasciende el crimen puntual del asesinato de Berta. Lo entendemos como los procesos judiciales y políticos, a través del caso de Berta Cáceres como un símbolo, como un caso emblemático, para mostrar los problemas estructurales que enfrenta la sociedad hondureña. Si no lo entendemos como algo que pueda trascender y mejorar nuestra situación de forma estructural, no tendría sentido involucrarnos en esta búsqueda de justicia.
El proceso de justicia para Berta Cáceres se encuentra en una etapa importante: estamos en medio del juicio contra David Castillo. Él es el enlace que vincula a los autores intelectuales con el asesinato de Berta. Él por si mismo no es un autor intelectual, él es un trabajador, subordinado a la familia Atala-Zablah, un clan muy poderoso económicamente en Honduras, a quienes consideramos los autores intelectuales del asesinato de Berta, que además eran los principales afectados por las acciones de Berta y porque tienen el poder de ordenar este tipo de asesinatos.
Su defensa es muy mañosa, y actúa de muy mala fe. Lo que han hecho es retrasar el proceso judicial por ya casi 2 años. Estamos en una etapa avanzada, pero con muchos retrasos. Estamos esperando que pronto se desarrollen las audiencias de las pruebas y se proceda con la sentencia. Estamos confiados, la prueba es muy clara: son sus propias comunicaciones, información de registro de llamadas, el contexto previo, las amenazas, los ataques, el hecho de que la misma Berta identificaba a este señor y a la empresa como la fuente de su riesgo, esto es muy claro, entonces creemos debe de llevar a una condena.
Estamos vigilantes también, y en comunicación permanente con diversas organizaciones a nivel nacional e internacional. Lo que más nos preocupa es que las autoridades hondureñas no tengan voluntad real de perseguir a los verdaderos autores intelectuales del asesinato, y que pretendan cerrar el proceso de justicia con la condena de Castillo. Esto implica que quienes ordenaron asesinarla quedarían libres, y eso no podemos considerarlo justicia.
Existen otros procesos conexos, como un proceso de corrupción por el proyecto hidroeléctrico para el cual trabajaba Castillo, que iniciará el juicio en el 2021, y una demanda contra uno de los bancos por financiar este proyecto hidroeléctrico de manera indebida. Y estamos acompañando muchos otros procesos por los ataques que ha sufrido la comunidad de Río Blanco, que ha sido despojada de sus tierras, y a quienes estamos apoyando.