La delegación feminista plurinacional, integrada por activistas populares de organizaciones sociales y organismos de Derechos Humanos, brindó una conferencia de prensa en la que denunció las violencias patriarcales y los hechos de represión de Estado ocurridos en Bolivia desde el Golpe de Estado de noviembre pasado.
La delegación participó de diferentes actividades en el marco de un 8 de marzo inédito. En un país donde el fascismo suspendió con el poder de las botas y el terror las garantías constitucionales avasallando la libertad de expresión y el derecho a la política. Son más de 35 personas que participaron en coordinación con otras 600 para concretar alrededor de 50 entrevistas en cárceles, hospitales y domicilios particulares con el objetivo de relevar las vulneraciones de derechos y los delitos del Estado.
Además la delegación exigió que intervengan en el país, organismos de justicia internacional para el esclarecimiento de las masacres de Sacaba y Senkata. Crímenes de Estado que constituyen delitos de Lesa Humanidad y que son imprescriptibles. La conferencia de prensa fue un manifiesto colectivo contra la militarización de los territorios y por el derecho a la identidad, la vida y la libertad de mujeres, lesbianas, travestis, trans y personas no binaries.
“Los hechos que ocurrieron desde el Golpe constituyen crímenes de lesa humanidad”, afirmaron con voz potente. Hace dos meses que la delegación trabaja organizándose para garantizar el autocuidado para la llegada de las feministas plurinacionales. Las demandas políticas, socio- culturales y económicas que se expresaron son también exigencias históricas.
Las conclusiones llegaron a la evidencia de la represión del Estado, “se negó sistemáticamente el derecho a la salud”, denunciaron. “Hay hostigamiento, vulneración y violencia racista y sexual”, dijeron. “La mayoría de las mujeres violentadas fueron mujeres indígenas de polleras, hay denuncias que relatan que se les cortaron las trenzas y hay amenazas contantes contra la población indígena, campesina y obrera”. “Fue un Golpe de Estado racista, patriarcal y fascista”.
Adriana Guzmán feminista comunitaria boliviana
“En las visitas a la cárceles se evidenció que hay abuso sistemático y vulneración del debido proceso”. Afirmaron que las y los presos políticos no tienen garantías ya que se evidenciaron tortura en los lugares de detención y las cárceles”. “La violencia sigue. Violencia política contra mujeres, abuso y acoso a las y los niños, amedrentamiento a hijas e hijos como parte del castigo hacia sus madres”, ampliaron. “Ante el ruido de las motocicletas los niños tienen miedo. Hay terror de parte de la población hacia los ‘motoqueros’”, evidenciaron, “hay además intento de disciplinamiento a la organización juvenil”.
“El cerco mediático a la que la población está expuesta tiene que terminar”, afirmaron. “El silencio solo beneficia a la impunidad”. La delegación informó que mediante testimonios logró saber que durante las represiones que le siguieron al asalto del poder gubernamental, se disparó desde helicópteros con intención de eliminación y no de persuasión. “Las y los huérfanos suman más de 200”, informaron. “Los traumas de la represión siguen meses después”.
“El Golpe al pueblo se mantiene con represiones”, dijeron y expresaron que “la participación paramilitar previa fue decisiva para concretarlo”. Por último, denunciaron de cara a las elecciones del 3 de mayo que “hay proscripción política”. Y llamaron a los movimientos feministas del mundo a que se pronuncien contra el Golpe de Estado en Bolivia. Fue un llamado a construir feminismos populares anticoloniales.