Con el toque distintivo de ser el organismo regional más latinoamericano, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), busca su refundación de la mano de México, su primer impulsor, y Argentina, a fin de alcanzar un nuevo enfoque.
Autodefinido como mecanismo de diálogo y concertación política y caracterizado por no incluir a Estados Unidos y Canadá, agrupa a los 33 países de América Latina y el Caribe, lo que debería darle un peso específico quizá solo superado por la Organización de Estados Americanos (OEA).
Pero en la búsqueda de este nuevo enfoque el grupo surgido a iniciativa de México en 2010 y creado de manera formal en 2011, tendrá como primera misión superar las diferencias entre el gobierno interino de Bolivia y México, cuyas presidencias pro tempore consecutivas entraron en choque.
Se trata del último episodio de la crisis de la CELAC que especialistas remontan a dos años atrás y que ha formado dos alas, representada una por el Grupo de Lima, fuerte crítico del actual gobierno venezolano, y el otro por las naciones que respaldan precisamente al presidente venezolano Nicolás Maduro.
Esa división ha obligado a cancelar encuentros, inclusive la VI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, recuerda el internacionalista Eric Emmanuel Duarte en un artículo para la edición latinoamericana de la revista Foreign Affairs.
En ese marco para la CELAC la presidencia boliviana pro tempore durante el recién cerrado 2019, resultó un tropiezo por su accidentada manera de terminar tras la renuncia de Evo Morales a la presidencia luego del cuestionado proceso electoral del pasado octubre.
En ese marco la presidencia mexicana pro tempore 2020 se perfila con la de construcción de una nueva etapa, proceso en el cual no se encuentra solo sino acompañado al menos por Argentina.
México obtuvo consenso para hacerse cargo de la presidencia pro tempore el pasado septiembre -cuando no se vislumbraba la forma en que terminó la gestión de Morales- y guiar una nueva época.
El objetivo mexicano coincidió con la llegada al poder en Argentina de Alberto Fernández, quien alcanzó la presidencia en primera vuelta y que ve en la CELAC el espacio latinoamericano de unidad institucional, visión concordante con la de México, según quedó en claro el pasado noviembre cuando visitó a su homólogo Andrés Manuel López Obrador.
De acuerdo a medios argentinos, al menos hay tres temas de coyuntura en la reunión de la CELAC, cuyos trabajos se instalarán este miércoles en Palacio Nacional en la capital mexicana.
La situación en Venezuela, donde las cancillería mexicana y argentina emitieron por separado posiciones coincidentes sobre la forma en que la legislativa Asamblea Nacional de Venezuela eligió el pasado domingo a su presidente anual, que terminó con dos líderes y la Guardia Nacional cercando al edificio sede.
Le sigue Bolivia, donde la salida de Evo Morales creó fricciones por el resguardo que la embajada de México en La Paz dio a nueve ex funcionarios de su gobierno, al grado de declarar personan non grata a su embajadora María Teresa Mercado.
La crisis boliviana, al igual que la venezolana, se mantiene como un foco de alerta y volatilidad al menos hasta conocerse el resultado de los ya convocados comicios presidenciales que se realizarán el próximo mayo.
Y el último tema coyuntural es la renovación de la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA), donde al interés reeleccionista de su actual titular, Luis Almagro, se suman al menos dos aspirantes hasta los primeros días de enero.
Además de Almagro, la ex canciller ecuatoriana María Eugenia Espinosa y el embajador peruano en Estados Unidos, Hugo de Zela, persiguen la misma oficina en Washington.
De acuerdo a la cancillería mexicana, los 33 miembros de la CELAC significan el 17 por ciento de los miembros de Naciones Unidas.
Además sus países integrantes suman alrededor de 624 millones de personas, equivalentes al 8.6 por cieno de la población mundial, que ocupan el 15 por ciento de territorio del planeta y generan 7.1 por ciento del PIB mundial.
Durante un encuentro en Palacio Nacional con el cuerpo diplomático mexicano, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, sostuvo que la principios que emanan de la doctrina de política exterior en México son “magistrales”: la autodeterminación de los pueblos, la no intervención y la cooperación para el desarrollo. Subrayó que ”esto nos ha ayudado mucho a resolver conflictos”.
En el Salón Tesorería del Palacio Nacional, López Obrador aseveró que la política exterior es de las disciplinas mejor conservadas, de las tareas más compleja en lo profesional. Por ello, el trabajo de los diplomáticos es reconocido en todas partes y ya se empieza a hablar, como se hacía antes, de que México es el hermano mayor en América Latina y el Caribe. Y en el caso que tiene que ver con la vecindad con Estados Unidos, lo mismo. Hay una relación respetuosa”.
López Obrador destacó el desempeño del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard de quien dijo, lo ha representado muy bien. “Ya ven que no me gusta viajar mucho. Me representa en todos los foros y lo va a seguir haciendo, ha sido un trabajo profesional. Todo lo que es el trabajo de nuestros diplomáticos”.
Ante más de un centenar de diplomáticos, López Obrador desglosó su política social, las acciones de combate a la corrupción, reconoció la importancia que tiene el problema de seguridad en el país y enfatizó en algunos de los principales programas sociales.