En su último discurso como representante de la República del Ecuador ante la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el presidente Rafael Correa tocó temas de gran importancia en diversas áreas de interés para los países miembro del organismo. En primer lugar, hizo un llamado a los Estados de la región a resolver sus divergencias en el seno de la Celac y no en la Organización de Estados Americanos (OEA) como hasta ahora se ha venido haciendo. “Ya es hora de caminar con nuestros propios pies, como decía el prócer uruguayo José Gervasio Artigas”, dijo en la plenaria de la V Cumbre que se celebró en República Dominicana.
A modo de crítica, el mandatario ecuatoriano comentó que escuchó de boca de algunos presidentes que en la Celac solo deberían abordarse las coincidencias de sus miembros y no las divergencias, e incluso que estas citas no son para tomar decisiones. “La pregunta entonces es: ¿En esas condiciones para qué venimos los presidentes? Sería suficiente enviar un simple asesor. Si no tenemos que procesar conflictos, por qué se lleva a Venezuela a la OEA. ¿O hay que discutir nuestros conflictos no en Celac sino en Washington? Sinceramente, creo que esto es impresentable en nuestra América el siglo XXI”, aseveró.
Entre otros temas, Correa señaló que la región pudo avanzar mucho este año en una agenda trascendente, con Venezuela en la presidencia del Movimiento No Alineados (Mnoal) y con Ecuador en la del Grupo de los 77 más China (G77+China), y añadió que en un mundo en función del imperio del capital y no de los seres humanos, la única manera de buscar una mejor forma de organizar la vida en el planeta es con la unidad de los pueblos. En tal sentido, instó a asumir una posición de defensa de los migrantes, no solo de Latinoamérica, sino del mundo también, y dijo que la solución “no son muros ni fronteras, es solidaridad, es humanidad y crear condiciones de bienestar”.
Correa aprovechó el espacio para elevar una propuesta de transformación del sistema de las Naciones Unidas para que sea la Asamblea General la que tome las grandes decisiones políticas de la humanidad y ello no ocurra a través del poder de veto de un grupo reducido de países que conforman el Consejo de Seguridad. Igualmente, también pidió buscar mecanismos que permitan gestionar la ciencia, la tecnología y las innovaciones. "Si debe existir un bien con destino universal es precisamente el conocimiento”, afirmó.
Sobre el tema ambiental, dijo que la urgencia ecológica demanda acuerdos vinculantes y establecer una Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza, así como crear la Corte Internacional de Justicia Ambiental, “que debería sancionar los atentados contra los derechos de la naturaleza y establecer las obligaciones en cuanto a deuda ecológica y consumo de bienes ambientales". A este respecto, mencionó que en Hábitat III se acordó la nueva Agenda Urbana para los próximos 30 años, pero señaló que para el desarrollo también es necesario reformar instituciones como la Organización Mundial de Comercio (OMC), que impone restricciones para que un país pueda regular la inversión extranjera, “la cual mal manejada puede destruir naciones enteras”, acotó.
Antes de cerrar su intervención, Correa reiteró que los países desarticulados son susceptibles a que las transnacionales impongan sus condiciones, "pero unidos será lo contrario", y se refirió a la lucha frontal contra los paraísos fiscales, a los que calificó como “la expresión extrema del capitalismo sin rostro”. Para Correa, tanto la evasión y la elusión afectan a todos los países, sin embargo "los más perjudicados somos las naciones pobres y las economías en desarrollo”, aseveró.
Para el líder ecuatoriano hoy más que nunca debe prevalecer el compromiso radical con la democracia, con igualdad de oportunidades para todos los habitantes y con la noción de meritocracia. “Las grandes desigualdades han creado democracias restringidas o abiertamente ficticias en la que parecería ser que la soberanía radica en el capital y no en el pueblo”, añadió. Bajo esta premisa, pidió evitar democracias "mercantiles, mediatizadas, y oenegizadas (en referencia a las ONG's)", al tiempo que destacó que una democracia exige también el respeto de los Derechos Humanos. Sobre este punto, agregó la arista de la satanización del poder político en la región y la consideración de que la única fuente de corrupción es lo público, lo cual consideró una estrategia de inmovilización para mantener el status quo.
El jefe del Estado ecuatoriano señaló que en los últimos 10 años nunca se hizo tanto como ahora en América Latina, y, sin embargo, hay claros intentos de detener la integración. "Pero la región nunca volverá al pasado", puntualizó. Saludó al presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, por asumir en este contexto la presidencia pro tempore de Celac, y le expresó que su presidencia en su país y ahora en este bloque, “es algo impensable para un exguerrillero, es la mejor muestra del cambio de época de nuestra América”.