En el marco de una gira por países del Mercosur, en la que prefirió saltearse a Uruguay, Henrique Capriles Radonsky, uno de los referentes de la oposición venezolana, dejó en claro que mientras continúan desestabilizando el país y ante el fracaso de la aplicación de cláusulas “democráticas” y las presiones por una intervención militar, ahora buscan presionar internacionalmente para que el solicitado referendo revocatorio del mandato del presidente Nicolás Maduro se realice este año.
La visita de Capriles en busca del intervencionismo de otros países en los problemas venezolanos, coincidió con el inicio de la 46º Asamblea general de la Organización de Estados Americanos en Santo Domingo, en la que la canciller venezolana Delcy Rodríguez puntualizó que “Si se diese una ruptura del orden constitucional, las protecciones deben ser a favor del gobierno venezolano“, tras denunciar que la oposición venezolana busca generar hechos violento para derrocar al Ejecutivo Nacional.
El embajador venezolano en la OEA, Bernardo Álvarez, rechazó una nueva maniobra de Estados Unidos contra Venezuela en este organismo interamericano, alentada por el secretario general Luis Almagro, procurando que se apruebe una resolución para lograr la intervención extrajera en su país. “En los pasillos se ha visto el tema de Venezuela y empezó a circular un borrador de propuesta por EEUU absolutamente inaceptable que ha generado un rechazo unánime de todos los países del Caribe”, dijo Álvarez.
Lo cierto es que la inteligencia estadounidense –y así lo ha expresado a medios en su país- está decepcionada por la falta de cohesión y capacidad de la oposición para crear una estrategia conjunta y busca, desesperadamente, el aval de otros países para lograr una intervención multilateral.
Después de ser recibido por dos mandatarios –Cartes y Macri- el “presidente que nunca fue” fue recibido en Brasilia por el canciller del gobierno del golpe brasileño, José Serra, representante de un gobierno que solo representa a la corrupción y a los poderes fácticos judiciales, empresariales, policiales, religiosos y mediáticos.
Macri recibe al presidente que nunca fue
“La oposición venezolana está unida y estamos todos buscando una solución pacífica. Queremos el referendo revocatorio (del mandato del presidente Nicolás Maduro, mecanismo previsto en la Constitución Bolivariana) y que se haga este año”, sostuvo Capriles en declaraciones a la prensa argentina, ante la que no logró explicar cómo habla de una dictadura en su país, donde él, que perdiera dos elecciones presidenciales, es parte del gobierno como gobernador del poderoso estado Miranda.
Sobre la propuesta de aplicar la Carta Democrática de la OEA a Venezuela por las denuncias de violaciones constitucionales, Capriles advirtió que “es un proceso lento y que genera, en todo caso, una sanción moral”, en un cambio de estrategia tras la frustración vivida en la reunión de la OEA.
“Lo que pase en Venezuela afecta aquí, en Argentina. Si Venezuela explota, va a tener importancia aquí en la Argentina y en todo Latinoamérica”, recalcó Capriles, quien evitó revelar a los periodistas cuál fue la respuesta de Macri a su pedido de apoyo, luego de haber propiciado el mismo día en la OEA una convocatoria al diálogo en Venezuela.
Desde su llegada al gobierno, Macri siguió la línea marcada por Estados Unidos y llegó a prometer que iba a pedir que se le aplicara la cláusula democrática del Mercosur a Venezuela. Las relaciones con la oposición venezolana no son nuevas, ya que varios dirigentes habían ya viajado a Venezuela para respaldar a Capriles cuando pensaron que podía ganarle las elecciones presidenciales a Hugo Chávez primero y a Nicolás Maduro después. El presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, llegó a darlo por vencedor al inicio del escrutinio con un recordado tweet: “Uy uy uy gana Capriles”.
Macri también había denunciado que en Venezuela se violan los derechos humanos y pidió “la pronta liberación de los presos políticos” (tema que Macri, que mantiene presa a la líder social Milagro Sala, ha obviado en la últimas semanas a la espera del nuevo guion de Washington), frase que, además, recibió la respuesta fuerte de la canciller venezolana Delcy Rodríguez en la cumbre del Mercosur en Paraguay.
Macri le explicó a Capriles que él tampoco la tenía fácil en Argentina, tras seis meses de gobierno, durante los cuales se preocupó en llevar adelante una acelerada transferencia de ingresos y riquezas a favor de las clases dominantes, con despidos, tarifazos y un altísima inflación contra trabajadores y consumidores, mientras se blindaba mediáticamente para que los delitos, transgresiones, incompatibilidades y conflictos de intereses del equipo gobernante sean ocultados ante los ojos de la opinión pública.
Las presiones de esta vertiente opositora son para forzar al gobierno venezolano a que el referendo se convoque para antes del 10 de enero, cuando se cumple la mitad del mandato de Maduro. La Constitución prevé que se convoque a elecciones presidenciales dentro de los 30 días si gana el revocatorio. Si es posterior a esa fecha, asume el vicepresidente ejecutivo hasta el término del mandato constitucional.
El buen socio paraguayo
Previamente, Capriles se había reunido en Asunción con el mandatario paraguayo Horacio Cartes. “Yo quería venir a agradecer personalmente la posición de Paraguay que fue expuesta en el Consejo Permanente de la OEA, donde se ha pedido la defensa de la Constitución venezolana, se ha pedido que se respeten los derechos humanos y que se haga el referendo revocatorio en nuestro país, que es un derecho constitucional”.
Paraguay dejó en claro en la reunión de ministros del Interior, Justicia y Seguridad del Mercosur, que estaba decidida a sabotear el normal desempeño del bloque regional, e impedir que Venezuela asuma la presidencia pro témpore del organismo en julio próximo. Para los delegados de los otros países se trata de una trama de retaliación, por la suspensión de Paraguay tras el golpe contra el presidente constitucional Fernando Lugo.
No se debe olvidar que la destitución del presidente constitucional Fernando Lugo en 2012 fue el ensayo mejor realizado de lo que se conoce como golpe blando, desbaratar un gobierno sin la intervención directa de militares o el empleo clásico de la violencia, creando un clima político inestable, presentar al gobierno de turno como culpable de la crisis y encontrar las formas de doblegar la ley para tumbarlo. Eso es lo que en Paraguay y que se repite hoy en Brasil.
Propietario del conglomerado del Grupo Cartes –tabaco, carnes, centros médicos, bebidas, etc.- en abril del 2015, y siendo presidente, se hizo de un manotazo con todo el holding mediático del Grupo Domínguez Dibb, adquiriendo sus cuatro medios -Diario La Nación (impreso y digital), Radios Montecarlo y 970 AM, Laser -por una cantidad de dinero desconocido. Meses después compraba, también en un movimiento relámpago, los medios del Grupo Wasmosy (El Popular, Hoy.com y Radio UNO). Lo mismo hizo con Unicanal, a través del empresario Javier Bernardes, y el Diario ADN.
Desmantelar el Mercosur
En la reunión ministerial del Mercosur del viernes 3 de junio (38ava. de Interior y Seguridad y 44ava. de Justicia), en Montevideo, Paraguay se negó a que apareciera el nombre de Venezuela en un párrafo, que se ha hecho tradicional, donde se menciona que este grupo de trabajo se traspasará de Uruguay a Venezuela la conducción del mismo. Al final Paraguay, se negó a firmar el acta que resumía el trabajo de varias comisiones durante toda la semana.
El ministro paraguayo del Interior, Francisco José de Vargas, alegó un argumento fuera de lugar en dicha reunión: “dado que Paraguay es respetuosa de la institucionalidad democrática y de los derechos humanos, tengo instrucciones de mi Cancillería de manifestar rechazo de un futuro traspaso” de la presidencia pro témpore (PPT) del Mercosur a Venezuela.
Paraguay insistió en que no se debía mencionar el traspaso si se relacionaba con Venezuela, porque había que esperar la reunión de Cancilleres del Mercosur y porque la semana pasada se había iniciado un proceso contra Venezuela en la OEA.
Esta ofensiva paraguaya, que no contó con el apoyo –al menos manifiesto- de Argentina, Uruguay ni de Brasil, tiene como finalidad expulsar o suspender a Venezuela del bloque o, al menos, impedir que ejerza la presidencia pro témpore que debiera asumir en julio próximo.
De esta forma, el actual Canciller del Paraguay y líder de la Liga Anticomunista (aún hoy), Diego Loizaga, desentierra un estilo primitivo (aunque muy usado por los imperios) en las relaciones diplomáticas: la retaliación. Comprometiendo no sólo a su presidente en esta acción, sino que al mismo tiempo abona el camino para desmontar el Mercosur. Sin duda, un guion para el suicidio, basado en los bajos instintos de las oligarquías suramericanas y en argumentos digitados desde el norte.
- Rubén Armendáriz es Investigador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico
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