En las últimas décadas, luego del quiebre de la Unión Soviética, el fin de la Guerra Fría, las invasiones y guerras en Medio Oriente, la crisis capitalista, la emergencia de nuevos actores nacionales en el escenario internacional con el fracaso de la unipolaridad estadounidense y la existencia de un panorama incierto en el planeta, la renovación y el posicionamiento de los proyectos de Cooperación Sur-Sur aparece como una alternativa central ante una situación inestable y sin claras alternativas en relación al destino de la humanidad.