Seminario internacional de Comunicación para la Integración
¿Regulación sólo para "gringos"? Expertos explican cómo las grandes tecnológicas imponen el colonialismo digital
Tatiana Carlotti. Fotos: Priscila Ramos/MST
Jueves, Septiembre 26, 2024

El mercado de la desinformación y la amenaza del colonialismo digital. Libertad de expresión, transparencia y responsabilidad como puntos básicos para la regulación democrática de las plataformas digitales. La inteligencia artificial en su contexto. Los desafíos en América Latina para garantizar el respeto a los derechos humanos en internet.

Por Tatiana Carlotti

Fotos: Priscila Ramos/MST

Estos fueron los temas de la mesa de debate realizada durante el Seminario Internacional de Comunicación para la Integración, el sábado (21/9), con un auditorio repleto en la Casa Popular del MST, en São Paulo.

Promovido por el Centro de Estudios de Medios Alternativos Barão de Itararé y la agencia Inter Press Service (IPS), el evento contó con el apoyo del Centro de Información y Coordinación del Punto BR (NIC.br), a través del Comité Directivo de Internet en Brasil (CGI.br) , y reunió a periodistas de medios de la región, comunicadores e investigadores para pensar colectivamente las posibilidades efectivas de integración del sector en el continente.

La mesa, moderada por los coordinadores del Barão de Itararé Larissa Gould y por Anderson Moraes (Jornal Empoderado) reunió a Ergon Cugler, miembro de Barão e investigador en estrategias de combate a la desinformación en el Instituto Brasileño de Información para Ciencia y Tecnología (Ibict); Orlando Silva (Brasil), diputado federal (PCdoB-SP), ex ministro de Deportes y ex relator del Proyecto de Ley 2630; Betiana Vargas, investigadora de la Universidad Autónoma de Zacatecas y analista internacional; y Fabián Werner, director de Sudestada, presidente del Centro de Archivos y Acceso a la Información Pública (Cainfo) y del Comité Coordinador de la Red de Intercambio por la Libertad de Expresión en América Latina y el Caribe (IFEX-ALC).

Mentiras embotelladas y colonialismo digital

Investigador de estrategias de lucha contra la desinformación del Ibict, particularmente en el área de Salud, Ergon Cugler desentrañó el funcionamiento de las noticias falsas y el mercado de algoritmos, señalando el actual colonialismo digital y saliendo en defensa de la regulación de las plataformas.

La desinformación, explicó Cugler, es “información falsa o sacada de contexto cuyo objetivo es desinformar. Son contenidos comunicacionales que tienen algún tipo de interés detrás” (terrorismo político, económico, social), con consecuencias trágicas como la caída de la tasa de cobertura de vacunación del 97% en 2015 al 75% en 2020, volviendo al nivel de 1987.

Foto: Priscila Ramos/ MST (@cylabg)

Citó el caso de una teoría de conspiración sobre vacunas que inyectarían nanorobots y microchips en el cuerpo de las personas. ¿Por qué inventaron esto? Ergon cuenta que, posteriormente, empezó a venderse un medicamento milagroso, el “vaccine detox”, contra las vacunas con microchips. “Tres gotas de dióxido de cloro para tomar cada noche antes de dormir”, bromeó, al presentar imágenes de padres dando cloro (proveniente de limpieza industrial) en una jeringa a niños menores de 1 año, bebés.

“Cuando hablamos de desinformación con D mayúscula no hablamos de una mera guerra de narrativa, disputa intelectual, opinión o punto de vista. Estamos hablando de gente que está ganando dinero con esto. Estás creando un mercado, un modelo de negocio basado en una mentira. Es la venta de mentiras embotelladas”, destacó.

Dijo que hay casi mil comunidades activas de grupos brasileños en Telegram, con 27 millones de publicaciones y 2,3 millones de usuarios, involucrados en teorías conspirativas y narrativas antivacunas. Todo esto está impulsado por el modelo de negocio algorítmico, mediante el cual las personas reciben lo que les gusta ver.

“Si te gustan los videos de gatitos, obtendrás videos de gatitos porque el algoritmo está entrenado para distribuirte cada vez más no lo que es más relevante, ni lo más inteligente, ni lo que es más útil para el debate público en la sociedad, sino lo que más te impacta y te frena, lo que hace que permanezcas más tiempo en la plataforma”, explica.

Fue con este modelo, explica Ergon, que las grandes tecnológicas se convirtieron en las empresas más ricas del mundo; de hecho, hay documentos filtrados en 2021, que demuestran la decisión de la alta dirección de Facebook de no eliminar este tipo de contenidos nocivos porque producen impacto y generan muchas ganancias.

“La red social hoy es como si fuera un país donde la Constitución es secreta, donde los algoritmos que nos envían contenidos, ni siquiera tenemos idea de cuáles son las reglas”. Esta Constitución está escrita por una “IA-cracia”, media docena de empresas, en su mayoría con sede en Silicon Valley, en Estados Unidos, que se comportan de manera diferente en relación con los países donde operan.

“En los países llamados desarrollados, de un bloque económico mayoritario, las grandes tecnológicas han tenido que aceptar la regulación. Hacen lobby, desarrollan su juego, pero al final todo pasa. Sin embargo, en el bloque BRICS y en los países latinoamericanos, la conversación es la contraria”. Cugler cita la cifra de 100 millones de dólares invertidos en lobby de más de 650 empresas de América Latina y los países BRICS.

“El nombre de esto es colonialismo digital, porque hay regulación en los países llamados desarrollados, pero está prohibida en países que no se consideran soberanos de sí mismos”, explicó. En su opinión, no se trata de regular las tecnologías en sí, sino de establecer reglas y regulaciones para estas poderosas empresas, y garantizar que la legislación vigente en los países también sea válida en Internet.

Su sitio web ofrece amplio material sobre el tema de la desinformación y sus implicaciones (acceda aquí).

Libertad, transparencia y responsabilidad

El diputado federal y ex ministro Orlando Silva (PCdoB-SP), que fue relator del PL2630 en el Congreso Nacional, aportó la dimensión política al debate sobre la regulación de las plataformas digitales y destacó la protección de la ciudadanía prevista en la regulación europea como un camino.

Resaltando la “espectacular oportunidad” que suponen las plataformas de difusión del conocimiento, recordó que defender la regulación, significa valorar este “admirable nuevo mundo de posibilidades” y contener sus efectos secundarios, “al igual que es necesario combatir los efectos secundarios de la economía de hidrocarburos”, por ejemplo.

Foto: Priscila Ramos/MST (@cylabg)

En la práctica, “la discusión sobre regulación o no y qué regulación, es un debate sobre la lucha contra el neoliberalismo en el mundo en que vivimos”. Por eso, “tener la noción estratégica de que la soberanía tecnológica es necesaria para los pueblos y las naciones es una premisa”, puntualizó.

Sostuvo que esta debe ser una agenda de cooperación para los países del Sur Global, bajo una lógica de multipolaridad, para que no estemos sujetos al “control del capital de media docena de empresas de Silicon Valley”.

Orlando señaló la existencia de dos modelos regulatorios para internet hoy en día: uno de Estados Unidos, “que exime de responsabilidad a las plataformas” y otro de Europa, “una regulación que valora claramente la protección de la ciudad”.

Destacando que el marco brasileño de derechos civiles en Internet “está bajo el signo de la regulación estadounidense”, Orlando afirmó que “no podemos prescindir de la defensa de la ciudadanía, principal característica de las iniciativas regulatorias de la Unión Europea”.

"Quizás esto esté más cerca de nuestra realidad", después de todo, "todavía no somos un centro dinámico de innovación, pero los consumidores de servicios digitales y nuestra población están expuestos a los riesgos de operar estos servicios sin reglas", añadió.

Finalmente, defendió los esfuerzos conjuntos entre países hacia la regulación, señalando tres garantías cruciales para la protección de la soberanía digital en el Sur Global: la libertad de expresión, que significa “defender que el usuario puede impugnar la operación que realizan estas empresas”; transparencia, es decir, el derecho de la sociedad a saber cómo funcionan estos servicios; y la responsabilidad de que, en definitiva, sea “una Internet libre de delitos”.

“Este es el núcleo de la regulación para las plataformas digitales y un medio ambiente más saludable. Ésta es la lucha”, señaló el diputado, reforzando que “no hay una solución local para un problema global. Esto requerirá articulación en red, articulación global. No es casualidad que este seminario sea tan importante”.

La inteligencia artificial y su contexto

La analista internacional Betiana Vargas, investigadora de la Universidad Autónoma de Zacatecas en México, trajo a debate la inteligencia artificial y las posibilidades de su uso por parte de la nueva aristocracia surgida de la revolución tecnológica.

La argentina inició su intervención resaltando el nuevo momento del capitalismo que vivimos, en medio de la aceleración de todos los procesos, con transformaciones en el universo del trabajo, con el surgimiento de nuevas habilidades para la clase trabajadora, lo que tiene relación con el aumento en el desempleo, “producto de estas nuevas tecnologías que comienzan a incorporarse a los procesos productivos”.

En materia de tecnología financiera, también destacó los beneficios del sector tecnológico con la crisis de 2008 y el surgimiento de una nueva aristocracia financiera y tecnológica en el mundo actual. Es en este contexto, señala, donde surge la inteligencia artificial. “Aún no existe una definición de inteligencia artificial, depende desde qué perspectiva se mire”. El de Vargas es el de la tecnociencia, “lo que estamos viendo hoy en el campo de la inteligencia artificial tiene que ver con una convergencia, una multiplicidad de tecnologías. La inteligencia artificial no podría existir si no existieran los semiconductores, por ejemplo; y toda la industria y el desarrollo de la bionanotecnología”.

Foto: Priscila Ramos/MST (@cylabg)

“A partir de datos de entrenamiento, estos sistemas comienzan a construir sistemas mucho más complejos, redes neuronales, para crear acciones determinadas de forma autónoma”, explica, citando el uso de IA: un sistema de IA del ejército israelí, utilizado en el genocidio de Palestina, que determina los objetivos, “con una estimación de diez personas que podrían morir como 'pérdidas colaterales'”.

En su valoración, “los gobiernos, las universidades y las organizaciones civiles tienen en este momento un papel protagónico para determinar hasta dónde y hacia dónde vamos”. Después de todo, “lo que las grandes tecnologías están capturando es precisamente este conocimiento técnico y estratégico por el que necesitamos competir en función de la territorialidad nacional”.

La IA, explica Vargas, “aprende de lo que hacemos cada día dentro del territorio digital” y según las estadísticas, “cada persona pasa siete horas al día en el territorio digital, una jornada laboral y estamos produciendo datos y moviendo esta gran maquinaria” controlada hoy por las grandes tecnológicas. Las universidades necesitan estudiar “no sólo el problema de la tecnología en sí, sino también el problema de la tecnología en su contexto”, destacó.

Y exhortó: “necesitamos formar un bloque a nivel regional que nos permita construir una fuerza que, de hecho, pueda competir por ese espacio” y, en ese sentido, defendió la responsabilidad del Estado de brindar a las organizaciones populares la herramientas para que podamos trabar esta batalla. “Ni siquiera podemos comprar un micrófono para cubrir las marchas… Y necesitamos que las marchas se realicen en las redes sociales”, subrayó.

Declaración Latinoamericana sobre Transparencia

Director de Sudestada, presidente del Centro de Archivos y Acceso a la Información Pública (Cainfo) y del Comité Coordinador de la Red de Intercambio por la Libertad de Expresión en América Latina y el Caribe (IFEX-ALC), Fabián Werner habló sobre estándares que pueden ser diseñado para la regulación democrática de grandes plataformas.

Destacando que algunas iniciativas populares intentan, pero no logran, difundir sus acciones en la red, ya que están fuera de lo que quieren los algoritmos; o en casos más graves, por la opción arbitraria de silenciar estas iniciativas el uruguayo informó que “ya han comenzado a aparecer intentos de regulación para subordinar estas plataformas a los intereses sociales”.

Uno de estos intentos es la experiencia en curso encaminada a construir una “Declaración Latinoamericana sobre Transparencia de las Plataformas de Internet”, con la participación de organizaciones de la sociedad civil y académicos de América Latina y el Caribe.

El objetivo es “crear estándares regulatorios desde una perspectiva de derechos humanos para las grandes plataformas”. Hoy, destacó, “un pequeño grupo de empresas son las únicas que se benefician de toda esta situación, y son las únicas que saben cómo funcionan los famosos algoritmos (…) Es prácticamente imposible saber qué criterios utilizan, por ejemplo , para establecer la moderación de contenidos”.

De ahí la iniciativa, que lleva tres años gestándose, de la sociedad civil y el mundo académico, para exigir responsabilidades a las plataformas digitales. Y "para que respeten las obligaciones democráticas que todos estamos obligados a respetar y cumplir porque estamos en un Estado de Derecho y en una democracia".

Y que esto se haga a través de "un diálogo multisectorial y sobre la base de las experiencias que ya han tenido lugar y las instancias que las sociedades latinoamericanas y caribeñas ya han creado para garantizar el respeto a los derechos humanos, como la Convención Interamericana o la Unesco", subrayó.

Werner subrayó también la importancia de desterrar "iniciativas absolutamente abusivas y autoritarias de algunos dirigentes políticos, especialmente de partidos de derecha y ultraderecha, que tratan de aprovechar situaciones caóticas para imponer una legislación que les beneficia", como ha venido ocurriendo en Chile, donde la derecha se ha apropiado del concepto de libertad de expresión para difundir discursos de odio, dijo.

"Todos sabemos que estas plataformas se rigen básicamente por un lucro desenfrenado y absolutamente abusivo, pero no sabemos cuáles son y de dónde salen los algoritmos sobre los que funcionan sus actividades online. Obviamente, esto tiene graves implicaciones y efectos sobre el debate público y la democracia", afirmó.

En su opinión, urge "una regulación democrática a favor de los derechos humanos en internet", así como garantizar "el acceso de la sociedad civil a mecanismos de defensa que respondan a la diversidad cultural, social, económica y política que tenemos, afortunadamente, en América Latina y el Caribe".

 

Publicada originalmente en el sitio del Centro de Estudos da Mídia Alternativa Barão de Itararé

Traducción del portugués Javier Tolcachier/Agencia Pressenza