A instancias del comandante Hugo Chávez Frías, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, se creó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), a inicios de diciembre de 2011, ocupando actualmente la presidencia pro témpore la república Argentina, en la figura de nuestro primer mandatario Alberto Fernández.
Al desarrollarse la III Cumbre de América latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC) y la XXII Cumbre del Grupo Río, reunidas en Caracas entre el 2 y 3 de diciembre del 2011, los jefes y jefas de Estados reunidos, entre los que se encontraba la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, impulsador la CELAC como mecanismo de concertación política de la región, integrada por 33 países de Sud y Centro América, aunque recientemente Brasil, a instancias de su presidente Jair Messias Bolsonaro decidió apartarse del organismo. Efectivamente, dicha organización trata de evitar la injerencia norteamericana y la inutilidad de la Organización de Estados Americanos (OEA) – que nosotros conocemos desde la época del conflicto en Malvinas -, conducida hace años por el oriental Luis Almagro, quien opera descaradamente a favor de los intereses del Norte.
Aunque parecía, con el avance neoliberal de años atrás, que la CELAC estaba en un segundo plano, en este último tiempo cobró nuevos bríos. La Cumbre del 7 de enero pasado debatió sobre la situación argentina en relación a la negociación de deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde los países miembros apoyaron decididamente la estrategia del gobierno de Fernández, al puno de otorgarle la presidencia del organismo, y se enfocaron en tratar el problema del cambio climático en el continente.
El canciller Santiago Cafiero dio a conocer un Plan de Trabajo de la CELAC para este año, donde se incluye la recuperación económica de la región post covid, estrategias sanitarias, cooperación espacial, desarrollo tecnológico, seguridad alimentaria, y trasformación digital, entre otros ítems.
Otros puntos fundamentales son los acuerdos comerciales con socios de afuera de la región, como la Unión Europea, la Unión Africana, China y Rusia. En este sentido, este organismo es un instrumento de vital importancia para comercializar con China y Rusia, sin la interferencia de los Estados Unidos.
En el caso chino se dio a conocer un Plan de Acción Conjunto para la Cooperación en Áreas Claves China – CELAC (2022 – 2024), firmado en diciembre del año pasado, donde se contemplará la expansión, entre otras empresas asiáticas, de Huawei y la red 5G en nuestro continente, amén de contemplar iniciativas ecológicas en desarrollo industrial, como la cooperación en temas e economía digital, comercio electrónico e inteligencia artificial.
Hay que recordar los intereses asiáticos en materia de represas y zonas fluviales, como en temas de pesca y explotación marinas, sumados a sus intereses en poseer mayor presencia en la Antártida.
Con la nueva Ruta de la Seda, China estrechará vínculos con la región Norte del planeta, y no podemos, nosotros y el resto de os países de la CELAC, ser espectadores pasivos en la expansión del gigante asiático.
Rusia, por su parte, también posee intereses fuertes en materia comercial, de desarrollo tecnológico y armamentístico, que debemos aprovechar, sobre todo siendo la Federación Rusa la puerta de entrada para poder comerciar con las ex repúblicas soviéticas, como Kazajistán, ricas en minerales y petróleo.
Los últimos días Occidente desafió al gobierno de Vladimir Putin con un despliegue de armas de la OTAN en Ucrania, afectando la seguridad de la Federación Rusas y de sus aliados de la región. Negociaciones de estos días arribarán seguramente a descomprimir la tensión pero no a superar la crisis.
Éstos y otros temas deberán tener en carpeta Alberto Fernández cuando en unos días se encuentro con Putin y con el premier chino Xi Jinping a fin de negociar acuerdos ventajosos para nuestro país y la región, como primera figura de la CELAC.
Hago votos que los analistas de Cancillería, Defensa, Inteligencia y otras áreas del gobierno acierten con un correcto diagnóstico de la situación de necesidades, fortalezas y oportunidades para tener las mejores cartas en estas negociaciones. Amén que una leída a los postulados del ex presidente Juan Perón sostenido la Tercera Posición, su Mensaje a los pueblos y gobierno de 1972 (que este año cumple 40 años y sigue vigente), y el discurso que envió para la Cumbre de No Alineados en Argel en 1973, dan un dimensión cabal de un pensamiento estratégico de avanzada, y que no vendrían nada mal en estos tiempos.
Una visión de altas miras, sin mentalidad de patio, sin prejuicios ideológicos y sin temor a presiones del Norte, - ya que se negocia desde una posición de fuerza y decisión, y no de debilidad y sumisión-, deben guiar los objetivos de Argentina y de la parte del continente agrupado en la CELAC, donde se abre una nueva oportunidad para tener un desarrollo autónomo y a favor de nuestros pueblos.
*Licenciado en Ciencia Política