Esta semana ha sido pródiga en buenas noticias para los luchadores y luchadoras del Perú. Por un lado, después de una prolongadísima espera y mil provocaciones, fue proclamado presidente el profesor Pedro Castillo Terrones, y por otra parte, en lo que hace a la comunicación popular, el semanario Diario Libre, que desde la segunda vuelta acompañó la lucha de Castillo y su pueblo, se convierte en un periódico de salida diaria. Todo un acontecimiento para un país donde, al igual que otros, la gran mayoría de los medios reproducen el discurso de la derecha y en esta caso, apoyaron a la narco-candidata Keiko Fujimori. Para hablar del Diario Libre y de la lucha que comenzará el próximo 28 de julio cuando Castillo asuma el cargo, entrevistamos al editor de dicho periódico Giancarlo Castiglione, militante político ligado al Frente Amplio, y un agudo analista comunicacional.
-Cómo nació la experiencia de Diario Libre
-En primer lugar, tenemos una situación bastante peculiar en Perú en comparación con otros países de América Latina, aquí hay prensa de derecha y de centro, la de izquierda casi es inexistente. En la reciente elección hubo una total asimetría informativa, un alineamiento de todos los canales de televisión de señal abierta, incluso los de cable, apoyando a la candidatura de Fujimori. Hay un diario de centroizquierda y uno de izquierda, más o menos neutrales. Por otro lado, contando con el esfuerzo del sindicato de “ anillitas», que son los trabajadores que reparten los diarios, se decidió empezar la experiencia de una revista que tenga postura clara, de apoyo a la candidatura de Pedro Castillo y con una mirada progresista, que en la práctica no había. Así empezamos este experimento, la verdad es que yo pensaba que en la cuarta o quinta semana íbamos a desaparecer, por estos temas comerciales que siempre hay. Sin embargo, el medio tuvo gran aceptación del público. Es un medio ágil que trata de combinar artículos de opinión de fondo y mucha gráfica, tiene que ver con que el peruano promedio no lee contenidos densos, y así el medio tiene aceptación, ya vamos por el número 12. En los próximos días pasaremos de semanario a ser un periódico que saldrá todos los días. Lo interesante de este medio, es que ha podido nuclear a todos los sectores de izquierda. Escriben gente del partido Nuevo Perú, del Frente Amplio, de donde yo vengo, de Perú Libre, que es el partido donde está Pedro Castillo, y también otros colectivos y organizaciones de izquierda de todo tipo. Eso ayudó bastante para que, dentro del espectro de la izquierda, que tiene tensiones, esto sea lo más plural dentro del campo progresista.
-¿El diario llega a todo el país?
-La fortaleza que tenemos es que, al estar impulsado por el sindicato, llega a varias regiones, donde también se lo reimprime. El territorio peruano, más que muy grande es accidentado, por lo que hay dificultades para enviar el periódico desde la capital a todas las regiones. Los diarios mayores tienen imprentas y sus ediciones regionales, nosotros con algunas alianzas logramos que se reimprima en algunas regiones del centro y del sur para que llegue a más lugares. Ahora tenemos presencia que va más allá de la capital.
-¿Cómo hacen para ponerse de acuerdo en el tema contenido de editorial, fundamentalmente sabindo que la izquierda peruana tiene distintas visiones?
-Esto es un reto, pero las circunstancias nos han alineado. Antes de la primera vuelta electoral Pedro Castillo no aparecía en las encuestas. Acá la derecha, bastante necia, empezó con el tema del “terruqueo”, expresión que significa que eres terrorista o simpatizante del terrorismo por tener preferencias politicas, o por prostestar por ideas, o manifestarse la ciudadanía. Acá se acusa de terrorista a cualquiera de ideas más o menos progresistas y entonces se empezó a decir de varios candidatos que eran «terrucos”. Así empezaron a “terruquear» a los candidatos de centro y también a la candidata Verónika Mendoza. Allí es cuando apareció el profesor Castillo y canalizó ese malestar. El COVID nos afectó a todos en el mundo, algunos países fueron más afectados que otros, acá la tasa de mortalidad fue altísima. Las desigualdades se manifiestan en educación y salud. Perú es el país de crecimiento récord en América Latina y con servicios de salud y educación como en África. Lo del COVID se ha sentido muy fuerte, la gente que no pudo poner a un familiar en una clínica, porque son caras; o que se le muere el familiar por falta de oxígeno, porque costaba USD 150 en época pre-pandémica y pasó a costar USD 1000 el oxígeno en pandemia. Así se gestó un gran malestar, que si bien se daba previamente, ya que antes de los problemas de la Constitución en Chile, acá hubo movilizaciones marginales por una nueva Constitución, pero la pandemia desnudó la precariedad del sistema de protección peruano. Además, la clase media está diezmada, es un sector social que está en la economía informal, al cerrarse los negocios, muchos quebraron, por ejemplo, las peluquerías, los pequeños establecimientos. A diferencia de otros países de la región, como en Bolivia, Nicaragua y el resto de Centroamérica, el 70% de la población económicamente activa es informal, y ahora llegamos al 80%. Esto tuvo repercusiones en los resultados electorales de primera vuelta. En la segunda, creo que definitivamente el perfil de Pedro Castillo ha generado una confrontación que se puede ver en el mapa electoral, de Lima versus las regiones. Hay una carga simbólica en la elección de Pedro Castillo. Es campesino, agricultor y obligó a los medios de comunicación a que fueran a entrevistarlo. Acá se cree que el candidato debe votar en Lima, y este caso no era así, él se quedó allí en su zona, no regresó a Lima. Los medios tuvieron que ir a entrevistar al profesor Castillo, lo vieron en su chacra, jalando el choclo, la gente lo vio así, y la gente dijo “Caramba, este campesino termina siendo el presidente”. Esta es una revancha histórica, porque siempre los presidentes fueron nietos de encomenderos españoles. Acá hay un segundo grito de independencia.
-Nos sorprendimos mucho con la matriz de opinión que plantó el fujimorismo, retrotrayendo la situación a escenarios de la Guerra frían con eso de “se viene el comunismo” “cuidado que con Castillo se instalará el terrorismo”. Parecía de otra época, pero han gastado millones en esas gigantografías y no les sirvió de nada. ¿Cómo crees que seguirá la campaña de la derecha una vez que asuma Pedro Castillo?
-Cuando se supo que pasaba a segunda vuelta Castillo, Fujimori no podía ocultar la alegría. Ella en su cabeza habrá pensado que con una campaña de desprestigio y “terruqueo» duro a este señor lo sepulto. Creo que es lo que pasó por la cabeza de ella. Además, dentro del preconcepto con que se mueve la élite peruana, una persona que estudió en una universidad estadounidense, frente a un maestro rural que estudió en un instituto pedagógico, no hay punto de comparación pero no estuvo fácil. No fue fácil para Castillo, porque los carteles son un componente no menor dentro de las campañas de televisión. En esta campaña, si fuera un partido de fútbol, Keiko tenía la cancha inclinada a su favor, tenía al árbitro, a todos jugando con ella y aun asi no ganó.
-Y además jugaron con el miedo.
-Así es. La campaña del miedo caló fuerte, la diferencia que parecía sustancial se fue reduciendo, a punta de miedo. Eso también continúa ahora. El miedo que nos quieren inocular, el temor de la nueva Constitución, «porque eso aleja a las inversiones», “desestabiliza» a Perú. En Chile, acá al costado, ya tienen clima preconstituyente, y fue un golpe para la elite que una señora, como Elisa Loncón, presida la Convención. Allí, se encara la necesidad de plantear un estado plurinacional, si se piensa en la defensa de la naturaleza. En Bolivia y en Ecuador es posible, en Chile era impensado. Se mira a Chile y a Colombia para aprender y tener lecciones, nos quieren meter el miedo de la Constitución. En contra de Castillo, han hecho todos los procesos legales para retrasar los resultados, eso ha generado un daño importante. Comunmente, aquí la comisión de transferencia funcionaba mes o mes y medio antes de que el nuevo gobierno asumiera la gestión. Ahora, Castillo y su gente tendrán poco tiempo para analizar el caudal de información que se tiene del otro gobierno. O sea, que empiezan con una pequeña ancla. El presidente no tendrá la posibilidad de implementar acciones rápidas, porque será demorada la transferencia. Lo más preocupante, es que Mario Vargas Llosa lo adelantó en otro momento, él lo dijo en su libro «Pez en el Agua», donde devela las triquiñuelas del fujimorismo, para ganarle la elección a él. Pero ahora él apoya la candidatura de la hijam a la que él se enfrentó y siempre combatió.
-Por lo que dices, estás imaginando que la derecha pondrá todos los obstáculos posibles al nuevo gobierno.
-Están tratando de instalar una alianza cívico militar, pidiendo en términos operativos un golpe. Esos sectores se van a querer mover. La caverna se quiere movilizar y no me caben dudas que van a intentar algún intento de vacancia desde el Congreso buscando encontrarle algún detalle para quitarlo de encima. El tema es que Castillo, nunca estuvo involucrado en el establishment político, la gente ya sabe dónde vive, cómo hace por sobrevivir y así será difícil encontrarle algo. Tal vez escarbando en su juventud, revisando si consumió sustancias o cosas por el estilo, pero les va resultar difícil. Van querer bajarlo y hay sectores que han pedido esta alianza cívico militar. Esto no creo que cuaje, las Fuerzas Armadas se desprestigiaron fuertemente luego de la presidencia de Alberto Fujimori, hubo muchos militares procesados y encarcelados por delitos de corrupción. Creo que ellos se van a retraer, pero hay sectores que les encantaría hacerlo. El contexto internacional no creo que sea favorable. Allí está la pena que dieron en la OEA, la delegación de Keiko Fujimori que pidió auditoría de las elecciones, como creyendo que son idiotas los observadores de la OEA, sabiendo cómo se identifican políticamente y sin embargo apoyarían las elecciones “del comunista”. O que la Unión Europea o Estados Unidos digan que las elecciones fueron limpias. Keiko Fujimori se guió por la dinámica de Trump pero a la peruana, definitivamente quedó aislada internacionalmente. Muchos de los que la votaron por temor al comunismo de Pedro Castillo, ya se dan cuenta de que esta señora no respeta los resultados. Lo mismo quiso hacer con otros resultados, cuando derecha contra derecha Kuczynski le ganó por muchos votos, ella no aceptó y se hizo la proclamación de Pedro Kuczynski 5 días después de la proclamación, porque era derecha versus derecha y los mercados no quieren conflictividad y dicen “ya tiene mayoría en el congreso, trabajen juntos”. Aun así, la señora le hizo la vida imposible, y él la apoyó en la campaña en 2011. Creemos que la guerra será más cruenta, porque quieren instalar el discurso del presidente ilegítimo. Así van a intentar socavar su imagen, lentamente, deslegitimar y así cuando hay un esquema de otro tipo dicen “era ilegítimo y cayó porque no tenía legitimidad”. Están creando el clima para este tipo de cosas
-Por dónde irá la política exterior de Pedro Castillo, partiendo que sin dudas será apoyado -ya lo manifestaron- por Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Argentina y México?
-En América Latina se vienen dando aires de cambios, además de esos países que mencionas, están los procesos que se están dando en Chile y Brasil, que pudieran girar a la izquierda en un futuro cercano. Los partidos y colectivos de América Latina tenemos que hacer profunda autocrítica de lo que funcionó y no funcionó en el pasado reciente para ver qué cosas se retoman de los retos fundamentales. Los logros que han habido de redistribución y apropiación de la renta, han tenido impacto innegable en la calidad de vida. Una cosa que hemos olvidado, incluso desde los bloques latinoamericanos, y que es una tarea de fondo, que consiste en mejorar las condiciones económicas de la gente y también la disputa del sentido común. El sentido común latinoamericano es mayoritariamente neoliberal, aunque en algunos lugares es más fuerte, en Perú y Colombia el consenso es de derecha. Acá en Perú pese a los antecedentes y la densidad cultural que tenemos y los fenómenos de discriminación, miren la barbaridad que voy a decir, esto último hasta se podría entender, pero en Bolivia o Ecuador donde las mayorías son mestizas o indígenas, y tenemos rasgos genotípicos marcados, que una pequeña elite haga prácticas racistas, me preocupa, ya que podría aparecer un neofacismo. Como ocurre en Brasil con Bolsonaro. Los sectores progresistas tienen que hacer reflexiones sobre cómo vamos a disputar el espacio mental de la población. Si no hacemos eso promoveremos el ensanche de la clase media y así creerán que todo el éxito se debe a su esfuerzo, y que eso es lo que se merecen. Tenemos que apuntar a crear relatos nuevos y distintos porque ahí nos han ganado. Es verdad que ellos tienen todos los medios de comunicación, la gente lee menos y así los medios diseñan los espacios mentales de las personas. Entonces, si estás expuesto a los medios y no lees mucho y te dicen que Pedro Castillo es comunista, bueno te lo crees. Pero es contraproducente. Él es religioso, dicen que es evangélico y comunista, lo que parece un contrasentido. Con esto quiero apuntar al rol de los medios y el papel que tenemos gente como vos y yo junto a los compañeros de América Latina de generar una estrategia de reflexión que den insumo a la política y un coaprendizaje del carácter comunicacional y cultural.
Transcripción: Julia Mottura