Cerca del Portal Resistencia, antiguo Portal Américas, ubicado en el barrio Chicalá, la dirección diagonal 49 sur con carrera 89 durante varias noches se ha convertido un escenario de brutal represión policial en el marco del Paro Nacional. La primera línea, la juventud, los vecinos, habitantes de los barrios aledaños y la gente que habita los sures de Bogotá ha resignificado esta calle, convirtiéndola en un sitio de lucha contra la brutalidad policial y la desigualdad histórica de las zonas periféricas en las grandes ciudades. ‘La calle del Aguante’ hoy se es un símbolo de resistencia.
El martes 1 de junio se realizó una toma cultural durante la cual fue bautizada con este nuevo nombre. La pintura y el arte se tomaron el mismo lugar que durante más de veinte noches ha sido atravesado por los gritos de las personas heridas por la fuerza pública. Así, los bogotanos renombraron un lugar que antes no tenía un significado tan importante, pero que ahora es barricada de quienes habitan el barrio y quienes hacen frente a la brutalidad policial.
Aunque la coyuntura ha propiciado este espacio, la resistencia y digna rabia ha sido trazada desde años por la comunidad que vive en esta zona al sur de la ciudad. De hecho, el significado textual de la palabra “aguante” se asemeja al sufrimiento, la tolerancia y la paciencia. Al vigor de resistir el peso, el trabajo y el impulso para hacer frente a las circunstancias. El aguante ha sido un elemento histórico en los barrios populares y periféricos de las grandes ciudades y, en el caso de los sures de Bogotá, se traduce en exigir una vida digna para hacerle el quite al empobrecimiento.
Colombia Informa conversó con uno de los artistas que intervinieron el lugar. Este es un fragmento de su entrevista.
CI: ¿Qué significa escribir “Calle del Aguante” en este lugar?
Para nosotros escribir “Calle del Aguante” cobra sentido si tenemos en cuenta la constante represión que se ha vivido en esta calle durante el Paro Nacional. Pero adicionalmente nos referimos a ese sentimiento de aguante, a lo que tenemos que vivir las clases populares en los barrios de la ciudad y del país.
Cuando decimos aguante es tener que aguantar el llegar a fin de mes con salarios paupérrimos. Cuando hablamos de aguante es que los jóvenes tengamos que decidir entre estudiar o comer, es tener que soportar subirnos a un transporte cada vez más costoso y malo, es tener empleos con condiciones nefastas, tener que pasar cada vez más tiempo en nuestro trabajo y menos tiempo con nuestras familias.
Llegará el día en que no tengamos que aguantar sino vivir dignamente, que es el sueño de todos los que luchamos en las calles en estos momentos.
CI: ¿Cómo recibe la comunidad este ejercicio?
La apropiación del espacio está atravesada por el habitar y construir en ese territorio; esto se evidencia en la forma en la que las personas nos recibieron y se apropiaron de este lugar. Es muy bonito ver cómo los vecinos salieron con pintura, rodillos, comida. así como a proponer y participar activamente en la clase a la calle que trajimos desde el Colectivo La Murga. Esto solo es un ejercicio, pero continuaremos con un trabajo que construya historias y recoja las memorias de la “Calle del Aguante”, recordando siempre que el apoyo mutuo es el arma más poderosa contra el capitalismo.
Desde el martes 1 de junio este lugar cobra un significado distinto para quienes lo habitan. Allí se tejen historias de la movilización y organización actual pero, sin duda, será un lugar de memoria, un sitio que hablará y gritará por quienes han caído ahí, por las noches de resistencia, y por todas las personas que hoy han decidido salir a las calles a construir un país más justo, que no aguante sufrimientos.