La digitalización de la economía y de las sociedades sin hacer cambios en la formación, la regulación y el desarrollo de infraestructura puede transformarse en una nueva forma de exclusión en América Latina y el Caribe.
Así lo alertó en una entrevista con Efe Luis Felipe López-Calva, director regional para la región del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), quien señaló que el masivo acceso a la cobertura de banda ancha que señalan algunos estudios enmascara el hecho de que muy poca gente está capacitada o tienen la posibilidad real de aprovecharse de los beneficios de un mundo digital.
«Así como vemos que la pobreza es siempre multidimensional, la digitalización y el acceso a la conectividad también tiene varias implicaciones que pueden ser una manifestación de la desigualdad», indicó el economista.
«Se habla de que la digitalización es una forma de inclusión, pero queremos llamar la atención sobre el hecho de que esta, por sí sola, no basta y puede ser de hecho un mecanismo de exclusión», añadió.
PIRÁMIDE INVERTIDA
Un reciente informe publicado por el PNUD, titulado «Estás en ‘mute’: El acceso a Internet no es suficiente para la digitalización inclusiva de América Latina y el Caribe» refleja esta situación, en la que el acceso a Internet, las capacidades y las posibilidades reales de uso y desempeño efectivo del mundo digital en la región tienen forma de «pirámide invertida».
«En esta pirámide lo que vemos es que en la región tenemos un 96 % de cobertura de banda ancha, lo que es un mensaje de cobertura casi universal, pero luego vemos que las capacidades disminuyen», apuntó López-Calva.
«Un 84 % tiene móvil con acceso a Internet, luego bajamos a un 69 % que usa Internet y a un 58 % de hogares que tiene acceso a la red, y de ahí a solo un 41 % que tiene computadora y a un 20 % de personas con un trabajo que puede hacerse en casa», detalló.
El contexto de la pandemia de la covid-19, que hizo de Internet la única forma para muchos de mantener el empleo y el sistema educativo, reveló que ni el acceso a la banda ancha ni contar con un dispositivo es suficiente para estudiar ni para hacer actividades laborales de forma remota.
En ese sentido, el responsable del PNUD indicó que con esos datos en América Latina «pasamos de decir que vamos muy bien a ver que realmente hay mucho esfuerzo a realizar para la inclusión y el acceso efectivo» al mundo digital.
«Educación, acceso a la salud, inclusión financiera y desarrollo de una ciudadanía informada son algunas de las dimensiones que se pueden mejorar con la digitalización, pero siempre que haya acceso a otras capacidades. Sin cambios en infraestructura, capacitación y regulación, es un mecanismo de exclusión», insistió.
INFRAESTRUCTURA, CAPACITACIÓN Y REGULACIÓN
Según López-Calva, es solo la tríada de «la capacitación, la infraestructura y nueva regulación» la que permitirá resolver esta situación de desequilibrio.
La capacitación es clave para que todos los ciudadanos tengan acceso real al mundo digital y que dejen de ser «parcialmente analfabetos» en este campo.
«Es necesario que al menos una persona en cada hogar tenga capacidad para usar las redes en todo su potencial, para que podamos considerar ese hogar integrado al mundo digital», razonó.
La infraestructura es el elemento base para la integración digital y sobre el que más esfuerzos están realizando los gobiernos de la región, si bien con problemas derivados de las dificultades para llevarla a lugares rurales, donde «esta es menos rentable».
«Las empresas no tienen incentivo para llegar donde la demanda es baja y no es rentable llegar a las comunidades rurales. Por eso es necesario que existan regulaciones para garantizar este acceso universal y que exista el compromiso para llevar el servicio», argumentó.
En este campo entraría también la regulación del sector, que debería ir por delante de la digitalización plena, ya que «está claro que esta nueva forma de abordar la economía generará enormes rentas para los proveedores de servicios, lo que es legítimo, pero sin duda habrá que crear mecanismos para que haya transferencias de ganancias de eficiencia a los usuarios».
La digitalización puede ser una nueva forma de exclusión en América Latina
«A mí me preocupa la regulación, que es clave. Pero la restricción más fuerte para la digitalización es la financiera, y tiene que ser el Estado el que la aborde, como una política nacional y con recursos del sector privado», subrayó el funcionario de las Naciones Unidas.
«No hay manera que la inversión venga del sector público, con un espacio fiscal limitado que hay. Por eso es importante regular bien», concluyó.