Joseph Biden asumió como presidente de Estados Unidos provocando el regreso del Partido Demócrata tras cuatro años de republicanismo “trumpista” al frente de la Casa Blanca. Muchos son los interrogantes que se disparan en América Latina y el Caribe respecto a cómo será la gestión de Biden luego de un período marcado por la presencia activa de EEUU en las decisiones de los países aliados como en aquellos considerados “enemigos”.
NODAL dialogó con José Miguel Insulza, senador chileno y exsecretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), quien analizó cómo podría ser la política de Biden hacia la región.
El gobierno deTrump estuvo marcado por una participación activa en la OEA y la imposición del nuevo presidente del BID, rompiendo una tradición implícita desde la creación del Banco. ¿La administración Biden seguirá estas políticas o cambiará la manera de vincularse con la región?
Creo que el gobierno de Biden normalizará su presencia en la OEA, esforzándose por parecer “uno más” de los miembros y buscando acuerdos para actuar colectivamente. Lo mismo será en el BID, el IICA y la OPS, que son los otros organismos del Sistema Interamericano.
No creo que intente cambiar al presidente del BID, no solo porque Claver-Carone ya se distanció de Trump sino porque el lobby cubano lo defenderá y también lo hará Bob Menéndez, el senador demócrata de New Jersey que ahora preside el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
¿Hay diferencias entre el Partido Demócrata y el Partido Republicano respecto a la vinculación con América Latina y el Caribe?
En general, demócratas y republicanos ven en América Latina a un continente que debe mantenerse como un buen aliado de Estados Unidos. Evitar conflictos con y en la región es la prioridad de la política. Los republicanos intentaron, con Trump, imponer decisiones en las relaciones con China y, aunque los demócratas comparten la preocupación por la creciente presencia de China en América Latina, seguramente adoptaran una política más dialogante sobre la materia.
Casi seguro Biden intentará reponer la apertura de Obama hacia Cuba y hará un esfuerzo por generar un mayor consenso sobre Venezuela, manteniendo sin embargo el desconocimiento del gobierno de Maduro y su exclusión de la OEA.
Los demócratas siempre han tendido a formular políticas “generales” hacia América Latina, como la “Política del Buen Vecino” de Roosevelt, la Alianza para el Progreso de Kennedy y las Cumbres de las Américas de Clinton. Dado que la IX Cumbre tendrá lugar en Estados Unidos este año, es posible que ella sea el escenario de una nueva propuesta de asociación.
Biden firmó apenas iniciada su gestión un decreto por el cual detuvo la construcción del muro fronterizo con México y anunció la suspensión de las deportaciones de migrantes por cien días. ¿Se trata del inicio de un giro radical con respecto al gobierno anterior o de medidas “electoralistas” para marcar el inicio de su gestión? ¿Cómo actuará Biden con las nuevas caravanas que intentan llegar a Estados Unidos?
Los tres anuncios de Biden en materia migratoria son más bien restauradores de la política anterior. El nuevo presidente de Estados Unidos se opuso a la idea de determinar que nadie podía ingresar de determinados países. Además, adoptó la política de no deportación de los llamados “dreamers”, los jóvenes que llegaron con sus padres de manera ilegal a Estados Unidos, y se opuso siempre al muro, todas políticas del gobierno de Barack Obama. Entonces, estas políticas no son novedades.
Ahora se anunciaron noticias en el sentido de que habrá una política migratoria que ofrecerá un camino a la legalización y a la ciudadanía incluso a una cantidad de gente indocumentada que vive hace mucho tiempo en Estados Unidos y que cumple otra serie de requisitos. Por lo tanto, hasta ahora hubo restauraciones pero en el futuro puede haber un cambio efectivamente en la política hacia Centroamérica. Sin embargo, no creo que vayan a dejar pasar “así como así” a las caravanas migrantes como la que viene de Honduras. Dejar pasar fácilmente a las caravanas migrantes significaría crear la imagen de un gobierno débil que Biden no quiere.