Un número alarmantemente alto de mujeres periodistas son ahora blanco de ataques en línea asociados con campañas de desinformación digital orquestadas. El impacto de estos ataques incluye la autocensura, la elección de alejarse de la visibilidad, un mayor riesgo de lesiones físicas y un costo grave para la salud mental. ¿Los principales perpetradores? Troles anónimos y actores políticos.
Estos hallazgos se encuentran entre los primeros publicados en una encuesta realizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y el Centro Internacional para Periodistas (IJNET) sobre la violencia en línea contra mujeres periodistas. Pintan un retrato global de la naturaleza profundamente arraigada del abuso de género, el acoso y los ataques sexualizados contra mujeres periodistas, junto con los obstáculos para encontrar soluciones efectivas.
La encuesta es la más completa y geográficamente diversa realizada hasta el momento sobre el tema de la violencia en línea. Se ofreció en cinco idiomas y recibió respuestas de 714 mujeres periodistas en 113 países. Es parte de un estudio más amplio encargado por la Unesco para examinar la violencia en línea en 15 países, con énfasis en las experiencias interseccionales y el Sur Global.
Las mujeres periodistas encuestadas dijeron que habían sido sometidas a una amplia variedad de formas de violencia online, incluidas amenazas de agresión sexual y violencia física, lenguaje abusivo, mensajes privados de acoso, amenazas de dañar su reputación profesional o personal, ataques de seguridad digital, tergiversación a través de imágenes manipuladas y amenazas económicas.
Estos métodos de ataque son cada vez más sofisticados y evolucionan con la tecnología. También están cada vez más asociados con ataques orquestados alimentados por tácticas de desinformación diseñadas para silenciar a las periodistas. Esto apunta a la necesidad de que las respuestas a la violencia en línea crezcan al mismo ritmo en términos de sofisticación tecnológica y coordinación colaborativa.
Estos son los 12 hallazgos principales del informe que fue publicado por la Unesco en conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos:
Los ataques en línea hacia mujeres periodistas han sido un problema durante muchos años. Ahora, estos parecen estar aumentando en forma drástica e incontrolable en todo el mundo, como ilustraron nuestras encuestadas.
Pero estas amenazas no solo están dirigidas a dichas mujeres sino que se extienden. El 13% de las encuestadas dijo que había recibido amenazas de violencia contra sus allegados.
Este dato es particularmente preocupante dada la correlación emergente entre los ataques online y el asesinato impune de periodistas. En hallazgos relacionados, 13 % dijo que aumentó su seguridad física en respuesta a la violencia en línea, y 4 % dijo que había faltado al trabajo debido a la preocupación de que los ataques salieran de la esfera online. Esto pone en evidencia tanto su sensación de vulnerabilidad como su conciencia de las posibles consecuencias de los ataques digitales.
La violencia online contra mujeres periodistas genera un daño psicológico significativo, especialmente cuando es abundante y sostenida. Pero nuestra encuesta también demostró que los empleadores de los medios de comunicación deben hacer mucho más para apoyar la salud mental y el bienestar de sus periodistas. Solo 11 % de nuestras encuestadas dijo que su empleador les brindaba acceso a un servicio de terapia si eran atacadas.
Esto demuestra que gran parte de la violencia en línea dirigida hacia mujeres periodistas ocurre en las sombras de internet, lejos de la vista del público, por lo que abordar el problema puede ser aún más difícil.
Estos datos subrayan el rol de la misoginia en la violencia online contra mujeres periodistas. También destaca el papel de los ataques políticos a la prensa, relacionados con la política populista en particular, que exacerban las amenazas a la seguridad del periodismo.
Las mujeres periodistas se encuentran cada vez más en la mira de las campañas de desinformación digital que aprovechan la misoginia y otras formas de discurso de odio para desprestigiar el periodismo crítico.
El papel de los actores políticos como fuente primaria y autores principales de la violencia online contra mujeres periodistas es una tendencia alarmante confirmada por esta encuesta. Mientras tanto, la proliferación de cuentas “trol” anónimas y seudónimas complica el proceso tanto de investigar a los perpetradores como de hacerlos responsables. La falta de transparencia y la capacidad de respuesta limitada de las plataformas, especialmente aquellas donde los ataques son prolíficos, agrava este problema.
Teniendo en cuenta el rol de Facebook y Twitter como los principales vectores de ataques en línea contra mujeres periodistas, los niveles de reportes a las empresas de redes sociales demostrados por las encuestadas parecen relativamente bajos. Esto probablemente refleja tanto un sentido de inutilidad asociado con frecuencia con estos reportes, como una reticencia general entre las mujeres encuestadas a plantear estos problemas con el afuera.
Además, el hallazgo subraya la urgente necesidad de que las principales empresas de Internet cumplan con su deber de cuidado y aborden de manera más eficaz la violencia en línea contra las periodistas.
Las encuestadas demostraron la existencia de un doble impedimento para la acción efectiva para enfrentar la violencia en línea experimentada en el curso de sus empleos: bajos niveles de acceso a los sistemas y mecanismos de apoyo, y a la vez bajos niveles de conciencia sobre la existencia de medidas, políticas y pautas para abordar el problema.
Tales actos, que podrían considerarse medidas defensivas empleadas por las mujeres para preservar su seguridad, demuestran la efectividad de las tácticas de ataque en línea: están diseñadas para desprestigiar el periodismo crítico, silenciar a las mujeres y amordazar la verdad.
Si bien algunas de estas cifras pueden parecer pequeñas, este es un indicador significativo del poder destructivo del problema. Estos datos también demuestran las implicaciones negativas de la violencia en línea para la diversidad de género en (y a través de) los medios de comunicación.
En definitiva, los primeros resultados de esta encuesta muestran que la violencia en línea contra las mujeres periodistas es un fenómeno mundial que exige una acción urgente. Para que se mantenga la libertad de expresión, para que florezca la diversidad en el periodismo y para que el acceso a la información sea igualitario, las mujeres periodistas deben ser vistas y escuchadas.
El clima de impunidad que rodea a los ataques en línea plantea preguntas que exigen respuestas. La impunidad envalentona a los perpetradores, desmoraliza a la víctima, erosiona los cimientos del periodismo, exacerba los riesgos para la seguridad del periodismo y socava la democracia.
Basándose en estos hallazgos inquietantes, en el informe se presentan nueve recomendaciones de acción dirigidas a los gobiernos, las plataformas de redes sociales y los empleadores de la industria de los medios.
Este artículo fue publicado originalmente por la Red Internacional de Periodistas, IJNET.