En tiempos de entrevistas remotas, Luis Arce aparece en pantalla sentado, viste una camisa escocesa, responde con tono pausado y frases breves. Desde La Paz, el presidente electo de Bolivia tiene motivos para esbozar una sonrisa.
–¿La victoria le genera emoción?
— No tanto por el resultado, que no ha sido una sorpresa, sino porque fue realmente emocionante vivirlo con los compañeros.
Casi un año después del golpe de Estado en su país, el triunfo del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido de Evo Morales, fue arrasador. Con 90 por ciento del escrutinio, la fórmula liderada por Arce obtiene el 54,5 por ciento, a 25 puntos del principal rival Carlos Mesa (29,2).
Esta victoria tan contundente ratifica y mejora el resultado de los comicios de octubre de 2019, que la Organización de Estados Unidos (OEA) cuestionó mediante un informe sesgado. Un año atrás, el candidato era Evo Morales y su contendiente, el mismo Mesa.
El exministro de Economía, artífice del exitoso modelo económico de Bolivia durante los gobiernos de Morales (2006-2019), sostiene con firmeza: “Evidentemente, con el resultado tan aplastante quedó claro que el año pasado también ganamos, con una diferencia más estrecha, pero por encima de los diez puntos porcentuales que la ley boliviana exige para evitar la segunda vuelta. El compañero Evo ganó en primera vuelta, de manera limpia. Este domingo 18 de octubre no quedó la menor duda de que en Bolivia hay una mayoría que prefiere al Movimiento al Socialismo”.
– ¿Cómo tomó el saludo que le dirigió Luis Almagro, secretario general de la OEA?
— Fue un insulto para el pueblo boliviano que la OEA viniera prácticamente con la misma delegación del año pasado, cuando hizo ese informe tan lapidario y vergonzoso, y se inmiscuyó en los asuntos de los bolivianos violando la normativa de los observadores internacionales. No estamos felices de recibir ningún piropo de la OEA, todo lo contrario, estamos indignados porque vinieron con la misma gente que el año pasado.
— México y el Grupo de Puebla piden que Almagro dé un paso al costado. ¿Está de acuerdo?
— Después de haber generado todos esos eventos que dieron lugar al golpe de Estado, que provocaron muertos, por supuesto que estoy de acuerdo.
— En Argentina, quienes perdieron las elecciones mantienen poder de decisión a través de un sector influyente en la Justicia. ¿Cree que existe el mismo riesgo en Bolivia?
— Siempre hay un riesgo en ese sentido. Pero con semejante resultado que tuvimos en las elecciones, todos han recapacitado sobre la necesidad de generar un gobierno de unidad y dejar de lado las peleas internas a fin de promover un clima positivo para el desenvolvimiento de las pequeñas, medianas y grandes empresas, y salir de esta crisis económica. Estamos con una caída de la economía de 11 por ciento y puede ahondarse aun más si no se toman medidas. Entendemos que todos queremos remar el barco en la misma dirección.
— ¿Cree que las denuncias contra Evo Morales por terrorismo y sedición pueden ser usadas para erosionar a su gobierno?
— Nosotros entendemos que todas esas acusaciones que nos han hecho, a mi persona, a otros dirigentes del MAS, a campesinos y dirigentes de la Central Obrera Boliviana han sido fabricadas sobre la base de temas políticas. Estamos convencidos de que se caerán uno a uno estos juicios. No tienen fundamentos jurídicos, sino estrictamente políticos.
— ¿Va a impulsar que se haga justicia por las masacres de Senkata y Sacaba ocurridas después del golpe, que dejaron 21 muertos y 200 heridos?
— Eso ya está en manos del órgano judicial, no está en manos del Ejecutivo. Son resortes del Poder Judicial que debe avanzar en esta labor, vamos a estar pendientes de que eso ocurra, pero sin injerencia. Vamos a vigilar que los procedimientos jurídicos se den.
–El golpe de Estado contó con el apoyo de la Policía. El régimen de Jeanine Áñez tuvo un discurso y un accionar de mano dura. ¿Ve amenazas con respecto a las fuerzas policiales?
–Quienes estuvieron involucrados en el golpe de Estado han sido las cúpulas de la policía y las Fuerzas Armadas. Por tanto, la base, el policía de a pie, las subclases de ambas instituciones no estuvieron involucrados. Hay un riesgo mientras estén los altos mandos policial y militar, para abajo vemos que no debería haber ninguna amenaza. El año pasado se pudo ver al padre del señor (Luis Fernando) Camacho yendo a hablar con las autoridades, ahí se decía que llevaron bastante dinero para que policías y militares participaran en el golpe. Abrigamos la esperanza de que las generaciones que están por debajo sí puedan actuar respetando la Constitución y el voto popular.
— ¿Prevén cambios en la cúpula?
–Normalmente se cambia el alto mando con el ingreso del nuevo gobierno.
— En once meses de gobierno de facto,¿ qué Bolivia encuentra?
— El retroceso ha sido evidente. Dejamos un desempleo del 4,2 por ciento, ahora está cerca del 12 por ciento, –tres veces más–y en el sector de la construcción ha llegado al 30 por ciento, cifras muy grandes y negativas. La recesión está en -11 por ciento, cuando nosotros crecíamos 4 por ciento. Hay una caída de 16 puntos porcentuales en la producción. Además, el déficit fiscal era del 6 por ciento cuando yo era ministro de Economía, ahora se incrementó a más del 9 por ciento. Los indicadores sociales también empeoraron: aumentó la pobreza y la concentración del ingreso en pocas manos, que es una característica del modelo neoliberal, es decir, abrir la brecha entre ricos y pobres. Hemos retrocedido en distribución del ingreso, hay muchas cifras negativas que se evidencian tras este gobierno de facto.
— La pandemia también agudizó la situación económica.
— Por supuesto. Ya veníamos mal desde el golpe de Estado de noviembre por la mala gestión, y luego vino la pandemia en marzo que terminó de rematar la economía. Por lo tanto, la crisis se veía venir con las malas decisiones del gobierno y se profundizó con la covid-19. No habíamos estado tan mal ni siquiera en el período de 1982 , 1984 donde tuvimos indicadores malos.
— ¿Cómo se recrean las expectativas en este contexto?
— Hemos visto más tranquilidad, hasta el domingo había mucha incertidumbre hacia donde íbamos. Ahora, con la victoria aplastante del MAS, se ratifica que tenemos una mayoría que nos apoya. Vemos el optimismo de varios sectores de la población, ya está cambiando la expectativa. Cuando manejamos la economía tuvimos los mejores momentos económicos e indicadores sociales.
— Usted anunció acciones urgentes como un bono para luchar contra el hambre. ¿Qué otras medidas serán prioritarias?
— Esta medida es principal porque tiene que ver con la redistribución del ingreso para generar aumento de demanda interna y más gasto por parte de la población. Por otro lado, hay que reactivar la producción; básicamente tenemos tres proyectos estrella: industrialización con sustitución de importaciones para pequeñas y medianas empresas, programa de seguridad con soberanía alimentaria, y producción de diesel ecológico desde el inicio de la gestión. Vamos a continuar con nuestro esquema estratégico de mantener los recursos naturales en manos del Estado.
— ¿Cómo abordará un recurso clave como el litio, sobre el que hay muchos intereses privados?
— Retomaríamos el programa que veníamos planteando desde octubre del año pasado con el objetivo de industrializar el litio y que generemos 42 nuevas industrias, que van a permitir empleos e ingresos para el pueblo boliviano.
— Evo Morales ya dijo que no formará parte de su gobierno. ¿Va a convocar a nuevas caras?
— Así es, queremos ser un MAS versión 2.0, donde demos cabida a los jóvenes profesionales comprometidos con su país para que puedan aportar desde los puntos de decisión y empezar a mirar el posible recambio, no sólo dentro gabinete sino también de la vida política. Todos somos pasajeros, hay que dejar una huella; el backup para quien nos reemplace y tome las riendas del proceso. Aquí lo más importante es continuar el proceso de cambio que lideró el compañero Evo.
“Agradecemos al pueblo argentino”
— ¿Qué espera de la relación con Argentina?
— Felizmente tengo muy buena relación con el presidente Alberto Fernández, lo visité cuando estuve en Buenos Aires con los residentes bolivianos. Hemos estado conversando últimamente y quiero agradecer la predisposición del presidente argentino para que Bolivia sea una de las prioridades cuando concluya el desarrollo de la vacuna que están elaborando con la Universidad de Oxford. De esta manera, nos vamos a beneficiar para tener esa vacuna a la brevedad posible y resolver gran parte del problema que tiene la población en tema de salud. Eso es importantísimo. El mandatario argentino me llamó la misma noche del resultado de las elecciones, felicitándome por el triunfo; es una de las mejores relaciones que hemos tenido de los últimos tiempos.
— Los golpistas cuestionaron mucho el papel que jugó el gobierno argentino al darle asilo a Evo Morales y Alvaro García Linera.
–Hay muchos bolivianos que, producto del golpe de Estado, están en Argentina, y le agradecemos al pueblo argentino habernos recibido. Yo espero que pronto todos los bolivianos puedan volver al país.
— Fue abrumador el voto de los bolivianos residentes en Argentina a favor del MAS, con 88 por ciento. Con 74. 423 votos emitidos, fue la principal plaza de votantes en el exterior.
— Sí, totalmente. Es una fidelidad enorme que tiene el pueblo boliviano que vive en Argentina al votar con ese caudal al MAS. Nuestro jefe de campaña, el compañero Evo, está en Argentina. No podía ser de otra manera.
— ¿Cree que se abre un nuevo ciclo para la izquierda y centro-izquierda regional? Pienso en Bolivia, Argentina y México.
— Es una posibilidad muy cierta. El proceso ecuatoriano podría marcar otro hito en Sudamérica (N. de la R: las elecciones serán el 7 de febrero de 2021). Nuestra contundente victoria es una continuidad, porque aquí la derecha desde 2005 nunca ganó elecciones; el único mecanismo fue el golpe de Estado del año pasado. El voto popular se ha inclinado por la izquierda boliviana desde hace 15 años. Esta elección da un mensaje en América latina, da una humilde contribución en la política internacional: se vienen vientos de cambio en un momento económico diferente también.
— ¿Cómo prevé las relaciones con Estados Unidos, teniendo en cuenta que han sido conflictivas en el pasado?
— Sí, nosotros no tenemos relaciones diplomáticas a nivel de embajadores. Nuestra política exterior va a ser abrirnos a todos los países, pero con la condición de que se respete la soberanía, que el trato sea de igual a igual. Cualquier país que cumpla ese requisito, bienvenido. Si EE.UU. quiere establecer relaciones con nosotros debe saber que esos son los requisitos.
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