El veredicto de la justicia británica sobre la extradición del fundador de WikiLeaks Julian Assange a Estados Unidos se emitirá después de las elecciones presidenciales en la nación norteamericana.
Al inicio de la decimotercera jornada de la vista oral que reinició el 7 de septiembre pasado en la Corte Criminal de Londres, la jueza Vanessa Baraitser accedió al pedido de los abogados del periodista australiano para que le concediera cuatro semanas más para presentar las conclusiones del caso.
La magistrada también otorgó otras dos semanas a la fiscalía estadounidense para responder a esos argumentos, y 72 horas adicionales para escuchar los descargos de la defensa.
El juicio de extradición de Assange, a quien Estados Unidos quiere juzgar por difundir en el portal Wikileaks miles de documentos secretos de la diplomacia y los militares norteamericanos, entre ellos varios archivos que exponen crímenes de guerra cometidos en Iraq y Afganistán, debía concluir el 2 de octubre, luego de seis meses de interrupción por la pandemia de Covid-19.
Al ser preguntado por la jueza sobre el posible impacto de las elecciones presidenciales estadounidenses en el proceso de extradición, el abogado de la defensa Edward Fitzgerald señaló que la situación de su cliente podría empeorar en caso de que el presidente Donald Trump gane la reelección.
Creemos que la situación empeorará si Trump gana (las elecciones), aseveró Fitzgerald, quien apuntó, no obstante, que lo discutido hasta el momento sobre las duras condiciones de cárcel que enfrentaría Assange en Estados Unidos no cambiarán, porque se trata, dijo, de un problema 'sistémico'.
Durante la vista oral en Londres, varios testigos han dado fe del interés del mandatario estadounidense en castigar al fundador de WikiLeaks por su negativa a revelar sus fuentes de información.
Varios psiquiatras convocados por la defensa también testificaron sobre el deterioro de la salud mental de Assange después de siete años de asilo en la embajada de Ecuador en Londres y 17 meses de encierro en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh, en el este de Londres.
De acuerdo con los especialistas, existe un riesgo muy alto de suicidio si el ciberactivista es extraditado a Estados Unidos, donde podría ser condenado a 175 años de cárcel a partir de los 17 cargos de espionaje y uno de conspiración para cometer piratería informática que le imputa la fiscalía norteamericana.