Mientras unos festejan lo que llaman el retorno de las libertades y la democracia, no puedo evitar sentir el pecho oprimido por la impotencia y el dolor, porque la situación actual nos recuerda la dictadura: militarización, zozobra y muerte, medios censurados, varios periodistas extranjeros expulsados y nacionales silenciados a título de sedición, y todo en menos de una semana.
En cuestión de días, Bolivia parece haber retrocedido décadas, el racismo volvió a aflorar en toda su crudeza y el terremoto político abrió una grieta profunda de odio. Los medios de comunicación y las redes sociales fueron los llamados a dejar constancia de la división entre en ciudadanos de primera y de segunda. Los ciudadanos de primera - la gente “bien” ciudadanos - equiparados a quienes nos salvaron de la “dictadura totalitaria”, mientras que la gente de El Alto y de las provincias son simples “hordas masistas” vándalos/delincuentes. En ciertas partes de las ciudades, la gente aplaudiendo el patrullaje conjunto de policías y militares, mientras que en otros barrios y sobre todo carreteras, llorando los muertos a bala.
Hambre de poder y sed de venganza es lo que caracteriza a los gobernantes autonombrados, quienes aprovechando un vacío de poder y con métodos de amedrentamiento (recordemos que a la renuncia del presidente de la cámara de diputados Víctor Borda antecedió la quema de su domicilio y secuestro de su hermano). Las quemas de domicilios de familiares o autoridades del MAS (entre otros la propia hermana del presidente, además se produjeron 18 renuncias de autoridades del MAS antes del presidente), sedes sindicales y hasta obras realizadas por la Gestión de Evo Morales, fueron el común denominador en muchos lugares, aunque tampoco algunos opositores se salvaron de tal delito.
Es un verdadero asalto al aparato estatal, ni siquiera solamente del poder central sino que los actores políticos opositores al anterior gobierno, en alianza con actores cívicos, aprovechan de amenazar y arrinconar a las autoridades electas del nivel subnacional, causando un total quiebre institucional, cuando como Gobierno de Transición debiera abocarse únicamente a la Pacificación del país y la Convocatoria a nuevas elecciones. Es un verdadero absurdo puesto que la gestión gubernamental que estaba en curso y debía concluir el 22 de enero del 2020, es fruto de las elecciones de diciembre 2014 con un 61% de los votos a favor del MAS. Asimismo nos deja en un empantamiento peligroso porque en las elecciones del 20 de octubre, se pretende desconocer la decisión mayoritaria que superó con más de medio millón de votos a Carlos de Mesa. La sospecha de fraude fue hábilmente posesionada desde mucho antes del día de votación, y lejos de discernir dudas, el informe de la OEA responde a una decisión política y no técnica o jurídica.
No dejaron duda sobre su misión: revertir las políticas del Gobierno del Proceso de Cambio, para devolver los privilegios a la casta de siempre, empresarios y transnacionales, quienes pretenden anular todo vestigio de la “Era Evo. Pero” sobre todo actuaron rápido: En menos de 4 días, expulsaron al personal de la Embajada de Venezuela acusándolo de “injerencia” e inmediatamente ya coordinaron con el también autoproclamado Guaidó una representación suya, se salieron del ALBA y obligan a abandonar el país a 725 médicos cubanos. La embajada de EEUU pronto recuperara todo su poder, lo mismo que la DEA y el FMI.
En lo económico, es muy reveladora la respuesta de los empresarios, ante la consulta a cuanto asciende el daño de casi un mes de convulsión y paros cívicos: no lo consideran pérdida sino inversión……o sea, un tácito reconocimiento que les ofrecieron un botín mayor que la estabilidad para el pueblo, recuperar la economía en manos privadas! Seguramente la familia de Luis Fernando Camacho ya negocia la administración del gas, como lo hacía antaño…
Esta misma lógica se aplicó con la Policía, negociaron una jubilación sobre el 100% de sus haberes (como lo tiene efectivamente el Ejército), una nivelación salarial, que se les devuelva la administración de Identificación Personal y de Transito. En pocas palabras: motín por botín, pero además en el momento preciso, dejando sin protección instituciones estatales y población, a merced de los paramilitares mal llamados cívicos, que se hicieron de los principales espacios públicos restringiendo y controlando la circulación. Al día siguiente se les sumarian las Fuerzas Armadas, primero insinuando al Presidente Evo Morales la renuncia y luego ofreciéndose para fortalecer a la Policía que decía sentirse rebasada. En cuanto al ex Comandante en Jefe, General Williams Kaliman así como quienes conforman el Alto Mando, pronto tendremos noticias de ellos desde el país del Norte, ya que es un secreto a voces el millonario precio que le pusieron a la traición.
El motín se inició el día 9 de noviembre en la UTOP de Cochabamba y paulatinamente se le fueron sumando Unidades de otros Departamentos. En este punto no podemos callar la descarada participación de los principales medios de comunicación, quienes de manera abierta no solamente se prestaron para concretar la transmisión maratónica de hasta 18 horas continuas de cobertura periodística unilateral, sino prácticamente la convirtieron en un reality show (reflejando la alegría jóvenes zona urbana vía redes y medios, muestra de despolitización critica, referencia a Bertold Brecht, pero también mostrando paso a paso el motín e instigándolo en otros departamentos ). El día domingo 10 de noviembre, se da la renuncia forzada del Presidente Evo Morales, quien da un paso al costado para evitar más sangre y luto. El martes 12 de noviembre, argumentando la sucesión directa ante la ilegalidad de sesiones sin quórum en ambas cámaras, se autoproclama la beniana Jeanine Añez Chávez. Su experiencia anterior fue de constituyente y desde el 2010 senadora. (tiene un discurso racista, anti indigena, y de tendencia ultraderechista)
Curiosamente una vez en Palacio Quemado las nuevas autoridades, los medios de comunicación volvieron a su programación normal y ni los violentos sucesos con numerosos muertos a bala ameritaron interrumpirla.
Desde el inicio del conflicto, los muertos ya suman 23, con 715 heridos y 1112 detenidos, llama la atención, en Cochabamba no hay motoqueros (paramilitares violentos de la Resistencia qhochala) en esta condición.
Entre los ministros(as) posesionados hasta la fecha, destaca el ministro de gobierno, Arturo Murillo Prijic, no solamente por su advertencia que cualquier acto de sedición será severamente castigada– desde periodistas nacionales, extranjeros, dirigentes sindicales, diputados o senadores – los pocos días en ejercicio de sus funciones ya nos traen recuerdos de quien ocupara su cartera durante la Guerra del Gas. Su odio personal hacia los dirigentes del Chapare, a quienes tilda de narcotraficantes y delincuentes, nos hace temer lo peor si sigue en ese cargo. El DS 4078 del 14 de noviembre – al día siguiente de la posesión del gabinete - exime a militares de “responsabilidad penal” por represión, significa impunidad y una carta blanca para la represión, así lo entendió la CIDH, y los 9 muertos del día siguiente de la promulgación de dicho decreto, lo confirman.
La composición del gabinete marca un profundo contraste con los avances de inclusión social, expresando claramente el desprecio al Estado Plurinacional que tuvo su peor momento en la quema de la Wiphala, pero ante la reacción popular e indígena tuvieron que retroceder y realizar un desagravio de boca para afuera. Definitivamente queda al descubierto la esencia e intención, borrar todo vestigio de Estado plurinacional y volver a la República, Biblia en mano, arremeten contra todo seguidor de Evo Morales, el supuesto dictador totalitario.
Hablando de actores nacionales, debemos empezar por la irresponsabilidad de Carlos de Mesa, quien encendió la mecha la misma noche del domingo 20 de octubre, cuando habló de la segunda vuelta sin antes esperar los resultados oficiales. Luego fue rebasado en la cancha por el líder cívico Luis Fernando Camacho, un furibundo racista regionalista además de empresario, amigo personal de Branco Marinkovic y nexo con los operadores políticos del extranjero, quien manejó la agenda cada vez más radicalizada de sucesivas consignas desde anulación de las elecciones hasta renuncia del Presidente Evo Morales Ayma. El lunes 4 de Noviembre hizo su primer intento de llegar a la sede de gobierno, pero la reacción de los alteños le impidió salir del aeropuerto. Al día siguiente volvió con ayuda de los militares quienes lo camuflaron entre los suyos logrando burlar el cerco de este modo. En los cinco días siguientes los acontecimientos se precipitaron con una escalada de violencia cada vez mayor, cual caballo de troya utilizó de pretexto la entrega de una carta de renuncia y con una biblia en la mano cual conquistador juró expulsar de palacio no solamente al Presidente Evo Morales sino todo vestigio de cultura ancestral y popular, devolviendo Dios a Palacio….
A estos actores nacionales debemos sumar el accionar de otros, agrupados en la CONADE donde confluyen dos ex defensores del Pueblo, los líderes cívicos de diferentes regiones, en primer lugar Santa Cruz desde donde se orquestó el golpe con Luis Fernando Camacho –- y Marco Pumari de Potosí quien paralizó el Departamento desde semanas atrás. Un papel fundamental jugó el Rector y ex Defensor del Pueblo Waldo Albarracín – quien alguna vez decía ser hombre de izquierda - movilizando a millares de estudiantes de la Universidad Mayor de San Andrés UMSA en contra del Gobierno de Evo Morales, como grupos de choque y a cambio de aprobación del semestre. Y no nos olvidemos de los meses sin atención a sus pacientes de los médicos movilizados, que con seguridad ahora cobrarán con creces por su actitud conspiradora.
Los nexos internacionales no solo jugaron un rol importante en el diseño de esta estrategia golpista, sino también en su financiamiento. Mantener a un ejército de jóvenes durante semanas, cuesta dinero, pero seguramente lo considerarán una inversión, igual que los señores empresarios(circulan 16 audios que relacionan al gobierno de los EEUU con los golpistas). Intereses no solamente de transnacionales sino fundamentalmente geopolíticos, porque la economía estable y los logros sociales molestaban a los dueños del mundo, como ejemplo que podía contagiar a los países vecinos. Sin olvidar por supuesto numerosos políticos opositores de la calaña de Gonzalo Sánchez de Lozada, Carlos Sánchez Berzain, Manfred Reyes Villa, Branco Marinkovic, Mario Cossío y tantos otros que con el pretexto de la anunciada “amnistía política” muy pronto vendrán a cobrar los favores. Ciertamente su estrategia, apoyada por las redes sociales y los grandes medios de comunicación, tuvo éxito y logró movilizar a gran cantidad de personas principalmente en las ciudades, “cívicos”, “vecinos” encabezados por los grupos de choque. Los enfrentamientos entre quienes apoyaban y rechazaban las movilizaciones cívicas se hacían cada vez más frecuentes y violentas, con el saldo lamentable de muertes de uno y otro bando. Pero la matanza empezó cuando la Policía y las Fuerzas Armadas se unieron para pasar del rol de contención en los conflictos a franca represión.
La búsqueda de soluciones es imperiosa, no puede ni debe seguir la polarización y la muerte de bolivianos. La única vía será una mesa de diálogo donde no pueden estar excluidos los movimientos sociales y el área rural. Volver al pasado neoliberal no es la solución. La solidaridad internacional nos está ayudando a romper un cerco mediático perverso que debemos denunciar.
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