A los fracasos de inteligencia y las erróneas evaluaciones políticas sobre la realidad venezolana, las retóricas bélicas contra Irán, las amenazas a México por la crisis migratoria y a China en medio de una guerra económica, mientras la Marina de EEUU asaltaba un carguero norcoreano, se suma la crisis constitucional ante la negativa de la administración de Donald Trump a colaborar con el Congreso y el resurgimiento del fantasma de un juicio político al presidente.
Desde el fallido golpe de Estado del 30 de abril contra el gobierno venezolano, apoyado explícitamente por el régimen de Trump, analistas y políticos se sorprendieron por los fracasos de inteligencia y evaluaciones políticas erróneas del trío de halcones integrado por el secretario de Estado, Mike Pompeo; el asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, y el encargado especial para Venezuela, Elliott Abrams, quienes insistían que derrocar al gobierno venezolano iba a ser fácil y rápido. Pero el presidente constitucional Nicolás maduro sigue en el poder.
Los principales medios de prensa estadounidenses señalan que el propio Trump está frustrado y duda sobre la estrategia agresiva hacia Venezuela, e incluso se queja de haber sido engañado sobre qué tan fácil sería sustituir a Maduro con el opositor Juan Guaidó. Fuentes oficiales filtraron a la prensa que lo ocurrido el 30 de abril ha dejado a un lado la opción de una respuesta militar estadounidense y que ahora se está considerando un plazo más largo para lograr el objetivo de un cambio de gobierno en el país sudamericano.
Pompeo y Bolton han insistido ante los medios en que no hubo ninguna falla de inteligencia, que siguen apoyando a Guaidó, y que estas cosas a veces toman su tiempo. Pero analista de Washington señalan que los días de Pompeo al frente de la cancillería están contados, luego que, no lograra mantener a sus cómplices y aliados en la lucha contra Venezuela, que van buscando soluciones pacíficas, más allá de las presiones, chantajes (incluso del FMI y del banco Mundial) y amenazas bélicas.
El terrorismo mediático fue parcialmente derrotado por la realidad, y los planes estadounidenses van llevando a profundas crisis a sus aliados latinoamericanos: los militares colombianos y brasileños se han opuesto a participar en aventuras militares (y menos aún ser carne de cañón de los intereses estadounidenses), mientras las profundas crisis sociales y económicas corroen a otros gobiernos neoliberales de la región, chantajeados por los préstamos del Fondo Monetario Internacional (por ejemplo, se teme que Mauricio Macri no pueda terminar su mandato).
Por su parte, Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, advirtió nuevamente que Estados Unidos está en una crisis constitucional por la negativa del régimen de Trump a cooperar con las investigaciones y controles legislativos, en un enfrentamiento que ya involucra al mismo hijo del presidente, conminado a presentarse ante un comité del Senado.
El New York Times insistió en que el caos se ha apoderado de los altos funcionarios de la administración Trump, tras el fracaso de los planes golpistas. «Mientras que la administración comenzó de manera segura en Venezuela, reuniendo a decenas de países en contra del presidente venezolano, los críticos dijeron que su respuesta se había vuelto caótica y caótica a medida que la crisis se extendía», señaló. John Bolton acusó a militares venezolanos de abandonar el plan, y el secretario de Estado, Mike Pompeo endilgó la responsabilidad en los gobiernos ruso y cubano.
Para el medio esta actitud evidenció el «desespero» ante el fracaso, llevando a estos funcionarios a contradecir a la misma CIA que «ha concluido que Cuba está mucho menos involucrada y su apoyo ha sido mucho menos importante de lo que creen los altos funcionarios de la administración».
Desde que el “autoproclamado” Juan Guaidó decidió nombrar un “embajador” para que ocupara la sede diplomática de Venezuela en Washington, un colectivo internacional denominado Code Pink se instaló en esa porción de territorio venezolano, para defender la legalidad consagrada en el derecho internacional, específicamente lo establecido en la Convención de Viena del año 1961.
“Los asedian, agreden, bloquean y hasta les cortan la electricidad. ¿No les suena conocido? Es la misma estrategia ilegal del imperialismo contra el pueblo venezolano”, dijo el canciller venezolano Jorge Arreaza, en clara alusión al asedio a la embajada de Cuba durante el golpe contra el entonces presidente Hugo Chávez en 2002.
El texto desaparecido del Departamento de Estado
Seis días antes del fallido golpe del autoproclamado «presidente interino» Juan Guaidó, junto con un puñado de desertores militares, el Departamento de Estado de EEUU publicó un texto informativo titulado: «Fact Sheet: U.S. Actions on Venezuela« en el que confesaba y celebraba como parte de sus «logros» los gravísimos ataques y daños a la economía de Venezuela. Tras apercibirse de que el texto evidenciaba el papel central de la administración Trump en el intento de golpe y de la naturaleza incriminatoria de su publicación, el Departamento de Estado actuó rápidamente para eliminar la página.
La periodista Anya Parampil, del sitio web The Grayzone, publicó una copia completa del informe eliminado, que refuta cualquier afirmación de que Guaidó sea independiente de Washington, ya que el Departamento de Estado encabezó su lista de logros o «resultados clave» con respecto a Venezuela, el hecho de que Guaidó haya «anunciado su presidencia interina (…) en enero».
El documento, se jactaba sádicamente de que la política de EEUU había impedido que el gobierno venezolano participara en el mercado internacional y había llevado a la congelación de sus activos en el extranjero y que unos 3,2 mil millones de dólares de los venezolanos habían quedado congelados.
También presume que gracias a sus políticas “la producción de petróleo de Venezuela cayó a 736 mil barriles por día en marzo (una caída del 36% de la producción en dos meses), reduciendo sustancialmente” los ingresos del gobierno y celebra que «la empresa de refinación Citgo ahora esté bajo el control del gobierno interino».
Grupo de Contacto: hay que negociar
En Costa Rica, el Grupo Internacional de Contacto para Venezuela, integrado por países de la Comunidad del Caribe (Caricom) Bolivia, México, Ecuador, Uruguay, Alemania, España, Francia, Italia, Países Bajos, Portugal y Reino Unido, se reunió con el objetivo de seguir abordando la situación en el país suramericano, donde recientemente grupos de la extrema derecha intentaron dar un golpe de Estado y generar violencia.
La alta representante de la Política Exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, reiteró el rechazo a una intervención militar, tal como han amenazado voceros del gobierno estadounidense, y destacó la necesidad de encontrar una solución pacífica a la situación. “Los recientes acontecimientos son el resultado de la desesperación y la falta de un horizonte político… y confirman la urgente necesidad de un proceso político y pacífico que lleve a una solución democrática y venezolana enmarcada en la Constitución de Venezuela”, dijo.
Mogherini fue mucho más cauta que en meses anteriores, separándose de la presiones de Washington a sus “aliados”, e indicó que la comunidad internacional y los países regionales deben encontrar una solución “venezolana” dejando atrás la injerencia. “Sin injerencia, sin ninguna forma de despliegue militar, pero creando las condiciones para que surja un proceso político”, explicó.
También el canciller español Josep Borrell, criticó al presidente Donald Trump por comportarse como un “cowboy dispuesto a desenfundar” contra Venezuela, e insistió en que Madrid rechaza “las presiones que bordean las intervenciones militares”, porque “esa no es la solución para Venezuela”.
*Economista-jefe del Observatorio de Estudios Macroeconómicos (Nueva York), Analista de temas de EEUU y Europa, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)