En días pasados, Vicente Albornoz Guarderas publicó un artículo de opinión en un diario de circulación nacional bajo el título “Lenta muerte de una herencia”, donde aborda el tema del idioma Kichwa con afirmaciones que nos llaman la atención, como aseverar que “no pudo encontrar una opción seria que enseñe quichua en la red. Es más, no hay siquiera una emisora de radio que, vía internet, transmita en ese idioma”.
Esto, sin entrar en los cuestionamientos sobre el claro desconocimiento entorno a la historia de la radio popular, comunitaria y educativa del Ecuador y su profunda herencia, que se manifiesta en el reconocimiento del idioma Kichwa como signo propio de una comunidad, es comprensible el error: la sociedad ecuatoriana se halla presa de la comunicación comercial de las radiodifusoras que producen por y para el mercado. Un mercado homogeneizador de la cultura, de formas y sonidos ajenos a nuestra raíz y cargado de reclamos consumistas.
La escasa o nula equidad en la asignación de frecuencias en FM para medios comunitarios, hace imposible acceder en las urbes a los contenidos generados desde este sector. Aún así, CORAPE existe. La Coordinadora de Medios Comunitarios del Ecuador, con más de 100 radios entre afiliadas, socias, fraternas y amigas que, a pesar de su denodado trabajo, sigue invisibilizada por los sectores de poder, pese a su presencia en todos los rincones del país. Sin embargo, el rol de las radios comunitarias en el rescate y fortalecimiento de la identidad y derechos de pueblos y nacionalidades -y esto incluye de forma vital el idioma- ha sido emblemático, no solo en nuestro país, sino en Latino América por más de 60 años.
Ocho emisoras de la Sierra y la Amazonía conforman la única Red Kichwa del Ecuador articulada por CORAPE, donde prevalece el idioma propio de las nacionalidades y los pueblos originarios, algunas, hasta en un 70% de su programación con producciones realizadas por y para las comunidades Kichwa hablantes.
Pero al igual que las lenguas del mundo se hallan amenazadas, algunas hasta la extinción, las radios comunitarias también lo están. No es fácil subsistir cuando no se está al servicio del dinero o, dicho de otra forma, de los intereses particulares y la publicidad incitadora del consumo y el comercio. En ese panorama, constituirse como un espacio sin fines de lucro garantiza independencia, pero lo coloca, tal como las lenguas amenazadas, en el campo de la resistencia.
El mismo Relator de las Naciones Unidas para la Libertad de Expresión, David Kaye, admitió que las radios comunitarias no deberían verse obligadas a pelear por la asignación de frecuencias contra las radios privadas, en clara desigualdad de condiciones, si se reforma la Ley de Comunicación.
Hoy la interculturalidad se encuentra más que nunca amenazada en el dial, especialmente cuando se pretenden reformas a una Ley de Comunicación que en vez de promover más espacios, los condiciona a porcentajes irrisorios para un país lleno de cultura, historias, saberes y derechos.
Y si bien es cierto que los mismos Kichwa - hablantes serán quienes deberán defender su idioma y mantenerlo vivo, la sociedad entera deberá proteger los espacios para que no solo no desaparezca, sino que se fortalezca en su riqueza y belleza. CORAPE tiene un compromiso histórico con ello y con más: es lugar de voces y lenguas diversas, clara en su lucha por la equidad de género, democratizadora de contenidos, pendiente de la voz de las minorías y el medio ambiente.
Según la UNESCO, cada 14 días muere un idioma y 400 lenguas están en situación crítica en el mundo. Dependerá de todos nosotros impedir que nuestro país se sume a la estadística. Nosotros, ya estamos en ello.
EL DATO: "El 13 de octubre de 2018, se celebró 18 años de Radio Ilumán, un medio comunitario con programación en idioma Kichwa, con una propuesta educativa intercultural bilingüe, que escucha la voz del pueblo y construye procesos de lucha y resistencia en la provincia de Imbabura en la 96.7 FM".