Pasadas las 6.30 de la mañana del martes y tras 17 horas de una sesión maratónica y 12 de debate, la reforma previsional -un nuevo régimen para los sucesivos ajustes del haber jubilatorio, de las pensiones y de la asignación universal por hijos- cosechó 127 votos afirmativos, 117 negativos y dos abstenciones, en medio de una fuerte represión y cacerolazos espontáneos de rechazo en casi todos los barrios de Buenos Aires, el conurbano y capitales provinciales.
El gobierno metió su mano en el bolsillo de los más indefensos para equilibrar los números de la macroeconomía. Este tema es una parte del grave problema del déficit fiscal que ronda entre 7 y 9% del PBI, que se debe agregar a un déficit comercial con cifras sin precedentes.
El presidente Mauricio Macri dijo a CNN en español, que efectivamente la situación podía explotar si no se ajustaba la economía y se bajaba el déficit fiscal. Recalcó que se gastaba mucho más de lo que se recaudaba y que él iba a actuar en consecuencia para terminar con esa situación. Pues bien decidió actuar… mal, haciéndolo sobre los millones de los más débiles, y eso causó bronca popular.
El martes 19, en mensaje televisivo, afirmó que “Toda esa violencia que vimos fue orquestada, no fue espontánea, y la vamos a enfrentar junto a la Justicia”. “Lo que hemos hecho con esta reforma es garantizar, durante los próximos años, una fórmula que los defienda contra la inflación”, sentenció sin sonrojarse siquiera. “Van a estar mejor que lo que están este año”, aseguró, en referencia a los jubilados.
“No me quiero adelantar a la investigación que está llevando a la Justicia. Pero queda claro que hay diputados que incitaron a la violencia”, dijo Macri refiriéndose a la cita de una frase de Nelson Mandela: Un gobierno que usa la fuerza para imponerse le enseña a los oprimidos a usar la fuerza para defenderse (…). Lo hablamos con la doctora Carrió: es un cambio cultural que estamos viviendo en Argentina. Debemos tener paciencia, estamos intentando encontrar ese camino de equilibrio”.
La reforma previsional recorta el incremento anual de jubilados y beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH). El Gobierno logró mayoría con la ayuda de sus aliados y el apoyo de varios gobernadores “dialoguistas”a los que se les prometió parte de la torta. La oposición sumó 116 en contra; hubo dos abstenciones y diez ausentes.
“Fin de año salvaje; licencia para la barbarie”, tituló su información Minuto Uno del canal C5N la noche de este lunes, tras reportar 58 heridos y más de 80 detenidos. A esa hora, los cacerolazos sacudían la capital argentina, mientras miles de manifestantes llegaban a rodear la quinta presidencial de Olivos, mostrando la expansión del descontento de amplios sectores.
La jornada de furia y represión comenzó con bloqueos en distintos puntos de la ciudad y una marcha multitudinaria de unas 300 mil personas en rechazo a la ley, que fue invisibilizada por los medios de comunicación.
Pero antes de comenzar la sesión en Diputados, y después de que la Confederación General del Trabajo dispuso un paro nacional por 24 horas a partir del mediodía, mientras comenzaban a llegar los manifestantes por un lado de la Plaza del Congreso, la policía rodeó el edificio y unas 20 personas muy organizadas comenzaron a lanzar piedras a los policías, que no respondieron aunque pudieron detenerlos: todo hizo suponer que era un escenario armado por sectores de inteligencia del gobierno para desprestigiar la movilización encabezada por jubilados y trabajadores.
Tras ese incidente armado, las motocicletas policiales salieron en una cacería indiscriminada. Entre los heridos figuran más de seis periodistas. Un jubilado fue embestido por una camioneta policial, un policía embistió con su motocicleta a una persona que está gravemente herida. Dos jóvenes fueron llevados al hospital por disparos de balas de goma en el rostro y lamentablemente cada uno perdió un ojo. Los policías disparaban a ambos lados de las calles a quien estuviera caminando.
En Diputados
No fueron pocos los discursos duros contra el proyecto. La diputada rionegrina, María Emilia Soria fue una de las pocas que apuntó a los gobernadores. “Son las prostitutas de Macri”, sentenció en referencia a quienes que acordaron la reforma previsional con Cambiemos. Horas más tarde, en su segunda intervención pidió perdón a “las trabajadoras sexuales por haberlas comparado con senadores, diputados y gobernadores que se dejan extorsionar”.
Por su parte, el diputado y ex ministro de Economía, Axel Kicillof enfatizó que el Gobierno fue a las elecciones “mintiendo” a los jubilados, cuando en realidad “tenía preparado un ajuste”.“Es un saqueo”, enfatizó.
Unos seis mil efectivos policiales y de la Gendarmería se desplegaron alrededor del Congreso, dispararon, golpearon, gasearon, hirieron y capturaron a decenas de niños, jóvenes, mujeres, jubilados. En la jornada del lunes hubo más de 80 heridos.
Hay un precio político que deberá pagará el gobierno de Mauricio Macri, quien prefirió jugar al paddle antes que estresarse por las sesiones del Congreso, como el de tirar por la borda su fachada dialoguista, empujando a la vereda contraria a partidos que lo acompañaron desde 2015 y a la Central General del Trabajo (CGT) y al conjunto de los movimientos sociales. Fortificó adversarios dispersos y confundidos tras las elecciones: propició que se unieran en la acción. Los dirigentes sociales no solo perdieron la confianza en el gobierno, sino que muchos de ellos fueron agredidos físicamente, al igual que a sus militantes de base.
Durante varios días, el macrismo y los multimedios de Mauricio Yrigoyen alegaron a través de los medios hegemónicos que la violencia desatada era culpa exclusiva de quienes perdían la votación en el recinto. Los heridos, los maltratados, los perseguidos, los vejados serían en verdad una horda golpista que quiso cerrar el Congreso. Equiparan la responsabilidad de algunas personas que ejercieron violencia, a la estatal, por definición más grave, pero una cronología sencilla desmantela la narrativa oficial, señala Tiempo Argentino.
El diario recordó que la represión contra la movilización del 8 M (paro internacional de mujeres) nada tuvo que ver con la dinámica parlamentaria. Tampoco las que provocaron la muerte violenta de Santiago Maldonado y el homicidio de Rafael Nahuel, a manos de la Gendarmería y la Prefectura, respectivamente. La razzia masiva del primero de septiembre se produjo en la Plaza de Mayo en una marcha por la desaparición de Maldonado.
La represión forma parte del programa macrista, es un modus operandi cotidiano y va escalando, de la mano del Presidente y su jefe de gabinete, de la ministrfa de Seguridad Patricia Bullrich, de la diputada Elisa Carrió, quien acusó a los manifestantes de intentar un golpe de Estado.
Hood Robin
Esta reducción de 5.560 millones de dólares de los haberes de los jubilados y benficiarios de la Asignación Universal por hijo servirá solo para pagar la limosna (definición de la diputada Graciela Caamaño) con la que el gobierno compró el voto de diputados peronistas de derecha y sobre todo beneficia a la gobernadora macrista de la provincia de Buenos Aires, María Julia Vidal con 2.200 millones de dólares para preparar la plataforma electoral para las presidenciales del 2019.
El Gobierno no supo solucionar su problema de déficit fiscal. El Fondo Monetario Internacional, ante el que cedió soberanía económico-financiera, presiona para que lo disminuya, y la única solución que se le ocurre al gobierno es hacerlo a expensas de quienes menos tienen.
Simultáneamente, toma medidas para acrecentar el déficit y/o reducir los ingresos fiscales: supresión o baja de retenciones a la agroindustria (pérdida de 15 mil millones de dólares hasta 2020) y la minería (pérdida de mil millones de dólares para el Fisco, ganancia para las multinacionales), sin cargas impositivas al sistema financiero (deja de percibir 2.200 millones de dólares) y bajando los aportes patronales, hecho que perjudica la situación de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) razón por la que, entonces, deciden rapiñar a jubilados y pensionados.
La supresión o baja de retenciones al agro y a la minería, al sistema financiero y los aportes patronales, significan una pérdida de cinco mil 500 millones de dólares al año para el Estado, transferidos a los poderosos nacionales y trasnacionales. Y no puede sorprender que es la misma cifra que se le quita al conjunto de los jubilados, a los hogares con hijos, a lisiados, combatientes de Malvinas, víctimas o familiares de un terrorismo de Estado que el macrismo trata de negar…
Ya antes del despojo aprobado por el Congreso, las jubilaciones y la AUH se evaporan en las cajas registradoras de laboratorios, supermercados y “chinos” de barrios. Desde enero de 2016 los medicamentos aumentaron 120% promedio, alimentos 80% promedio, mientras que la inflación general fue del 75%, analiza Carlos Villalba. El gobierno ofreció un bono “por única vez” -que se “pagaría” en marzo- y que obviamente no solucionará la trepada de precios.
No siempre una imagen vale más que mil palabras, pero sí miles de imágenes demuelen cualquier intento de maquillaje, de manipulación, y muestran una realidad, dejan al desnudo intenciones y metas de un gobierno y la esencia de su modelo, de una forma de pensar el mundo y de gobernar para conseguirlo. Hace hoy 16 años, el pueblo argentino salió a la calle, enfrentando tambipen entonces una durísima represión, a exigir “que se vayan todos” …y el presidente Fernando de la Rúa debió huir en helicóptero…
*Periodista económico y docente argentino, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)