Internet ha contribuido para que los ciudadanos se conviertan en actores principales de las transformaciones políticas, económicas y sociales que se experimentan en la actualidad. Y, es precisamente debido a esta gran apertura tecnológica que, ahora más que nunca, se vuelve indispensable recuperar el control y poder de los medios digitales. Es ahí donde el tema de la soberanía tecnológica entra en debate.
El Software Libre nos da las condiciones necesarias para acceder a la soberanía tecnológica, puesto que persigue el acceso universal a los recursos informáticos y, a diferencia del software privativo, nos permitiría acceder al conocimiento como un hecho colectivo o una condición social para el desarrollo de la tecnología, así lo destaca Nicolás Laguna, Director General Ejecutivo de la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación (AGETIC) de Bolivia. Sin embargo, asegura que lograr esta ansiada soberanía tecnológica, requiere de una activa participación social; es decir, “si nosotros no hacemos el esfuerzo de conocer, de utilizar, de controlar y de intervenir en el proceso de desarrollo del Software Libre, seguiremos siendo simples consumidores”, puntualiza el experto.
Durante el Panel ‘Soberanía tecnológica, Políticas públicas e Integración Regional’ que se desarrolló en el marco del Encuentro Regional Diálogos por una Internet Ciudadana, evento que tuvo lugar del 27 al 29 de septiembre en Quito, Laguna afirmó que el creciente interés de la población respecto del mundo digital y tecnológico, también ha generado interés por parte de los Estados, que cada vez consideran más necesario transformar la estrategia de interacción que tienen con los ciudadanos.
Claro ejemplo de ello es Bolivia, en donde el Estado ha adoptado una política que le permite ser parte del proceso comunitario que implica el Software Libre, para lo cual ha involucrado a todas las entidades públicas nacionales. No obstante, la implementación del Software Libre en las instituciones públicas supuso un largo y arduo camino, en el que la comunidad trabajó en convencer a las autoridades sobre las capacidades técnicas y las condiciones superiores que se podrían alcanzar con el uso del Software Libre como Estado y con el control sobre la tecnología.
Hoy sabemos que implementar una política de Estado de este tipo es posible; sin embargo, el apoyo gubernamental es fundamental. Así quedó demostrado cuando la soberanía tecnológica se convirtió en el cuarto punto de la agenda boliviana hacia el año 2025 y con la aprobación del plan de Software Libre en el país andino dos meses atrás, señala Laguna. Ahora, que la batalla política y discursiva ha sido ganada, queda pendiente el proceso de implementación que se realizará de a poco, en conjunto con todas las entidades públicas, acota.
En vista del vertiginoso desarrollo tecnológico que ha tenido lugar en el mundo durante los últimos años, al igual que otros países, Bolivia busca adaptarse a ese nuevo entorno a través de la implementación de Gobierno Electrónico. Para lo cual, hace un año y medio creó la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación (AGETIC).
De acuerdo a Nicolás Laguna, el e-Gobierno no se limita a la implementación de tecnologías o sistemas, sino que este implica fundamentalmente un cambio en la lógica del arte de gobernar y en la forma de pensar y de actuar de los gobiernos. Esto, a su vez, contempla una transformación radical en la cultura organizacional de cualquier entidad que pretenda desarrollar un proceso de modernización hacia lo que hoy se conoce como Gobierno Electrónico o Gobierno Digital.
En este sentido, con el objetivo de incrementar la eficiencia, la transparencia y la participación ciudadana, es indispensable que las instituciones públicas empiecen a pensar en un relacionamiento distinto con la gente. “Se trata de un proceso en que el ciudadano se convierte en el centro de la acción gubernamental y, por tanto, se requiere cambiar la cultura organizacional. Esto, es quizá más importante que desarrollar sistemas o implementar más tecnología o infraestructura informática”, enfatiza el director de AGETIC.
Y, precisamente, en el afán de los Estados por agilizar, simplificar y volver más eficientes los sistemas públicos a través de la implementación de Gobierno Electrónico, la comunicación se ha convertido en un tema prioritario dentro de la gestión pública. Para Laguna, la forma en que las instituciones gubernamentales pueden interactuar con la ciudadanía a través de las redes sociales, ha variado enormemente la funcionalidad del Estado. “Hoy, gracias a estos nuevos medios, la gente se informa sobre lo que hacen sus gobiernos, pero también da su opinión y propone”. Es así que, frente a la realidad de una ciudadanía más activa, más democrática y más participativa, concluye que el Estado tiene dos opciones: confrontar, rechazar y contener aquello que está sucediendo en la sociedad y en la economía, o interactuar y compenetrarse con los ciudadanos utilizando nuevas tecnologías y nuevos paradigmas, bajo nuevas formas de gobierno.