Entre el 19 de junio y el 23 de julio se llevará a cabo en la bonaerense ciudad de Tres Arroyos, en Argentina, la IV edición del Festival Latinoamericano de Teatro que organiza el Corredor Latinoamericano de Teatro (CLT).
De esta edición participan compañías y elencos de seis países del continente: Argentina, Bolivia, Chile, México, Brasil y Uruguay. Se presentarán además grupos de España y Portugal.
Si bien como todo festival de artes escénicas el principal atractivo son los espectáculos, los organizadores han organizado una importante agenda más allá de los mismos. Actividades formativas y de reflexión; clínicas internacionales, actividades artísticas con eje en la inclusión social y comunitaria, son algunas de las propuestas que componen la programación de este nuevo Encuentro.
La ciudad de Tres Arroyos está ubicada en el sudeste de la provincia de Buenos Aires y a casi 600 kms. de la ciudad capital. Su elección como sede no fue azarosa, como explicó el director el encuentro Mauro Molina a Nodal Cultura. “La idea en Tres Arroyos está relacionada con el concepto de descentralización que plantea el CLT, llevando espectáculos y talleres de formación, entre otras actividades, a lugares donde no tienen esa accesibilidad generalmente. Distinto sería proponer lo mismo en ciudades como Buenos Aires o ciudades de esa magnitud.” Volver global lo local. Localizar lo global en territorios por fuera del circuito teatral habitual.
¿Cuál es concepto bajo el cual organizan este festival de teatro?
El concepto fundamental del Festival de teatro latinoamericano tiene que ver básicamente con el espíritu colaborativo que tiene la red Corredor de Teatro Latinoamericano. Es el resultado el trabajo y las alianzas que se han conformado a lo largo del tiempo. Todos los años se organiza el Festival para producir un encuentro que nos permita profundizar lazos y seguir ampliando las redes. En este sentido hay distintos colaboradores que trabajamos durante mucho tiempo y que nos encontramos acá, con la idea de poder pensar acciones conjuntas, proyectarnos hacia adelante y en función de eso poder ampliar la red de las artes escénicas.
Este Festival tiene como característica ser itinerante. La primera edición se hizo en Argentina, en Pilar, la segunda en Pachuca, México y la tercera en Santiago de Chile. Este año se vuelve a hacer en Argentina, pero en el sudeste de la provincia de Buenos Aires. La idea en Tres Arroyos está relacionada con el concepto de descentralización que plantea el CLT, llevando espectáculos y talleres de formación, entre otras actividades, a lugares donde no tienen esa accesibilidad generalmente. Distinto sería proponer lo mismo en ciudades como Buenos Aires o ciudades de esa magnitud.
¿Qué es el Corredor Latinoamericano de Teatro?
El CLT es una plataforma de intercambio internacional que se constituye legalmente como una asociación civil sin fines de lucro y que se organiza a partir de distintas coordinaciones que están presentes en Argentina y Chile, ambas fundadoras de la red, en Brasil hay dos (Nova Lima y Florianópolis), una en México (Pachuca) , El Salvador, Colombia (Medellín). En este momento estamos hablando para generar nuevas coordinaciones en Uruguay, Bolivia y Perú. También tenemos vínculos con distintos Festivales y espacios de distintos lugares del mundo.
A partir de estas relaciones se organizaron trabajos conjuntos e intercambios. La idea es establecer y promover oportunidades para la divulgación de la cultura y la identidad latinoamericana.
¿Qué elementos en común podrías encontrar en las obras de la región que se van a presentar?
Las obras que se van a presentar el Festival tienen en común su relación con el teatro político. A partir de temas diversos muchos de los espectáculos que se presentan, tienen una mirada social. Aun cuando entendemos que todo teatro es político, me refiero al concepto de teatro político como lo planteaban Piscator o Brecht. Pensamos que el teatro tiene un aporte a la transformación social.
En este contexto hay obras que hablan sobre la violencia de género, como por ejemplo sobre el asesinato de la poeta uruguaya Delmira Agustini (“Yo cual Delmira”), o la violencia que sufren los jóvenes de Medio Oriente por ser homosexuales en una obra mexicana (“La Contracción de Lorenz”), o una obra que habla sobre el vaciamiento cultural en la Argentina (“Una furia patria”), o el encuentro intertextual entre Calderón de la Barca y la dictadura chilena (“Sueño Americano”). Cada una de las obras tiene un corte que plantea una mirada en ese sentido.
Nos parece interesante que esto además ocurra en esta región de la provincia de Buenos Aires, debido a que generalmente los espectáculos que llegan aquí, incluso en el mismo teatro en que se van a presentar estas obras, son en su mayoría de corte comercial y apunta más al divertimento, cosa que también creemos que es política.
¿Cómo podrías caracterizar el presente del teatro latinoamericano?
El presente del teatro latinoamericano tiene mucho en común. Estamos cruzados por una misma historia. Hay un teatro que revaloriza la identidad. Cuando hablamos de teatro latinoamericano parece que fuese un teatro devaluado en algunas esferas, en las que el teatro europeo es el que prevalece. Sin embargo creo que hay algo muy importante en relación a esta revalorización de la identidad que es de estos tiempos y se descubre en lo nuevo que se está haciendo. Y en el mundo se está apreciando este momento, aunque acá no se lo valorice tanto. Esto es una paradoja, pero no deja de ser algo que viene de hace mucho tiempo y se repite no solamente en el teatro.
¿Cuál es el criterio con el cuál diseñaron las actividades especiales?
Los hicimos a partir de la articulación de las redes con las cuales estamos trabajando. Por ejemplo la red de investigación y formación plantea dos talleres, el de Puesta en escena y el de Actuación. La red de inclusión e integración trae un taller sobre el Teatro como transformador social. Al mismo tiempo la red de audiencias propone la Escuela de espectadores.
La red de Espacios y Festivales organiza la Mesa de programadores. Allí los artistas locales y de la zona pueden acercar sus propuestas para que en la próxima edición de cada uno de los festivales puedan ser tenidos en cuenta. Van a estar el Festival de teatro de Logroño, el Encuentro Latinoamericano del grupo de teatro de Brasil de Novo Lima, el Festival latinoamericano de Chile, de México, tres festivales de Argentina, el FITA de Portugal, entre otros.
Algo que pensamos mucho también es acompañar a los artistas con la cuestión de la comunicación, de modo que estará Daniel Franco dictando un seminario sobre Prensa y Difusión. Como somos autogestivos vamos a proponer una mesa sobre “Autogestión y gestión estatal” y como se da, o no, la articulación entre ambos espacios de la gestión cultural.
¿Qué expectativas tienen de la relación del festival con el público local?
Cuando pensamos en teatro, pensamos como abarcar a la mayor cantidad de público posible. Tenemos muchas expectativas, ya que generamos muchas acciones para eso. No nos interesa plantear una propuesta elitista para que vayan pocas personas. Nosotros queremos abrazarnos, generar una fiesta con el espectador y que seamos todos parte del hecho teatral, de este ritual.
Hemos creado la Escuela latinoamericana de Artes Escénicas, que propone la formación de actores con una línea latinoamericana, pero también dentro el CLT pensamos la red de audiencia y en este sentido nos hemos nutrido en nuestra vinculación con Jorge Dubatti que ha creado la escuela de espectadores. Hemos logrado una articulación con educación para que esto se potencie y se puedan generar ciertas actividades de modo que esta propuesta llegue al ambiente educativo, no solo para los alumnos, sino también para los docentes.
Así que nuestras expectativas en relación con el público local son muy altas. Creemos que el teatro y público tienen que abrazarse y bailar el mismo ritmo. Tienen que estar juntos.
Nodal Cultura realizará una cobertura especial del desarrollo completo del festival Latinoamericano de Teatro.