Hoy nos encontramos ante una crisis profunda del modo capitalista de organizar la producción y del Estado burgués, pues no solo es la crisis cíclica de acumulación, que está afectando a todo el mundo y sobre todo a Latinoamérica. Vale tener presente que en la década de los ’90 tuvimos la hegemonía total del neoliberalismo y que, en la década del ‘2000, el ascenso de Chávez y las victorias electorales en varios países colocaron a la ofensiva al campo popular.
En el contexto actual, los tres proyectos que antes disputaban la hegemonía: neoliberalismo, neo-desarrollismo y el proyecto del ALBA, ahora están en crisis. Por lo tanto, no es un escenario de derrota de las fuerzas populares, es un escenario de incremento de la disputa, de la confrontación y de la incertidumbre, porque todos están en crisis. Y no hay señales de que alguno de ellos logre la hegemonía a corto plazo.
Basta mirar la situación del imperio y del neoliberalismo: ganó Trump, ¿y qué? Se desnudó aún más la naturaleza del imperialismo. En Brasil hubo un golpe, ¿y qué? Los golpistas se revelaron lumpens, ladrones, corruptos y no tienen ninguna legitimidad.
Para las fuerzas populares, lo principal es entender que si hay crisis, es señal de tiempos de cambios. Y que tenemos que profundizar nuestras organizaciones y aumentar la lucha de masas. Solo ella puede desequilibrar la correlación de fuerzas en cada uno de nuestros países y, por lo tanto, a nivel continental.
Entonces, la situación es que el capitalismo está dominado por el capital financiero y por sus brazos de las empresas transnacionales, pero está en crisis. Por lo mismo, nuestra tarea es identificar quiénes son nuestros enemigos principales y cómo esas fuerzas del capital actúan en nuestros países, para enfrentarlas. Y, sobre todo, buscar en nuestras articulaciones internacionales del campo popular, formas urgentes para enlazar luchas comunes contra los enemigos comunes. Por ejemplo, tenemos una campaña internacional en defensa del derecho del agua. Pero, no hacemos luchas concretas. Es necesario enfrentar, por ejemplo, a la Coca-Cola y a Nestlé, para afectarles.
Lo mismo en la agricultura, cinco o seis empresas controlan los commodities en todo el mundo. En la leche igualmente. Y en los agrotóxicos es aún peor, cinco o seis empresas europeas controlan todo el mercado y en todo el mundo están causando cáncer en las personas. Hay que enfrentarlas con acciones concretas.
Está también el tema de los refugiados políticos y económicos que afectan el Medio Oriente, África y Europa. Las fuerzas populares de Europa necesitan hacer algo concreto.
Espero que la próxima Conferencia Mundial de la Vía Campesina a realizarse en julio, en el País Vasco, se dedique a analizar qué acciones debemos implementar de forma conjunta en todo el mundo, entre las organizaciones campesinas, para enfrentar ese reto, mientras tengamos tiempo.
Articulaciones internacionales
El Papa Francisco se ha revelado como un líder religioso con alcance político, que está reflexionando sobre los verdaderos dilemas que afectan a la humanidad y a su futuro. Y por eso hoy es un referente para todas las fuerzas populares, independiente de la fe o religión. Sus reflexiones y alertas siempre son muy valientes y ponen a los gobiernos contra la pared. Sobre el tema de las armas, por ejemplo, nos alegra que haya tocado en la herida, pues Europa es la que produce las armas e incluso los gases letales utilizados en las guerras regionales del Medio Oriente. Pero los gobiernos europeos no asumen su responsabilidad ni siquiera con la consecuencia más cercana que es el desplazamiento de multitudes de Oriente y de África hacia su territorio, como consecuencia de las guerras.
En el tema del medio ambiente nos regaló una Encíclica espléndida, que es la más importante reflexión crítica sobre el tema, que incluso ni siquiera el pensamiento de tradición marxista había construido. Debemos transformar la Encíclica en un instrumento didáctico de educación de las bases, sobre la naturaleza, las causas y las salidas para los problemas ambientales.
En nuestras metodologías de los Encuentros Mundiales de Movimientos Populares en diálogo con el Papa, hemos construido agendas puntuales para cada encuentro. En el último, enfocamos los temas de refugiados, medio ambiente y la hipocresía de la democracia burguesa, ya que el voto popular decide muy poco en los procesos electorales, que son secuestrados por el capital.
Tengo entendido que esos temas están todavía en la mesa, pues no logramos profundizar lo suficiente en el último encuentro. Por lo tanto, debemos seguir trabajando en esa línea. Sobre el tema de los refugiados, migrantes y el derecho universal que cada persona tendría de circular libremente por nuestro continente; precisamente, Evo Morales acaba de realizar un encuentro internacional en Bolivia, para recoger opiniones que pretenden llevar como una propuesta a las Naciones Unidas, para que podamos en el futuro tener un mismo pasaporte.
Y el tema más grave, es el tema de la falencia del Estado burgués que fue gestado por la revolución francesa en 1789, y que representaba una propuesta de la burguesía industrial para regular las relaciones sociales. Ahora, a la burguesía financiera e internacional no le interesa ese Estado. Actúa por encima. Entonces las fuerzas populares debemos pensar, debatir, construir un nuevo tipo de Estado, y una nueva forma de participación democrática, popular. Pero, estamos en medio de la crisis, y todavía no están claros los caminos y las construcciones posibles. Pero, tendremos muchos cambios por delante...
Por otra parte, en noviembre próximo, en Caracas, tendremos la Asamblea Internacional de Movimientos y Organizaciones Populares que es parte de un proceso de construcción colectiva que viene de años atrás. En Latinoamérica y el Caribe, ese proceso cobró forma a fines de los ’80 con la Campaña 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular, posteriormente fue con la Campaña contra el ALCA y más tarde con la construcción del Movimiento hacia el ALBA. Pero también hemos impulsado procesos parecidos en África, en el mundo árabe y en Asia.
Entonces, como parte de un proceso permanente de una articulación internacional, precisamente para enfrentar la crisis del capitalismo a partir de los movimientos populares, estamos construyendo esos procesos. No son eventos o fechas, son procesos permanentes. Donde nos podemos identificar con propuestas, programas, crear confianza política mutua, identidades y así avanzar… Y quizás realizar el sueño de Marx, con su Asociación Internacional de Trabajadores; el sueño de Martí, Che, Fidel, que generaron la OSPAAAL, como una articulación del Tercer Mundo frente al imperialismo en la década del ‘60. Y ahora nos toca a las fuerzas populares seguir adelante, con generosidad, pluralidad, evitando los protagonismos, vedetismos personales y falsos hegemonismos.
- João Pedro Stedile es miembro de la Coordinación Nacional del MST y de la Vía Campesina Brasil. Integrante del Consejo de ALAI.
Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento: Ante escenarios desafiantes 03/07/2017 |