El despliegue mediático contra gobiernos progresistas es la punta de lanza del imperialismo, porque retoma la idea de que la derrota del adversario antes de ser física tiene que ser moral, afirmó el politólogo boliviano, Hugo Moldiz.
En entrevista exclusiva con Prensa Latina, el también periodista y ex ministro del gobierno de Evo Morales, opinó que la Cumbre que inicia este domingo de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) debiera dar mayor importancia a fortalecer el aparato mediático.
A pesar de los poderosos medios con los que cuenta la derecha, el ALBA generó durante muchos años la agenda mediática y política internacional.
Tenemos dos instrumentos mediáticos en el continente: Prensa Latina y Telesur que son insuficientes ante el gran aparato mediático que tiene el enemigo para derrotar los movimientos de izquierda y se requiere fortalecerlos, así como apoyar a otros medios alternativos de alcance nacional, consideró Moldiz.
En los tiempos actuales la concepción del enemigo es que la derrota debe ser subjetiva, señaló el analista boliviano al referirse a la llamada Guerra de Cuarta Generación, orientada a romper el lazo emocional entre los líderes y el pueblo.
Esta guerra mediática viene desarrollándose contra los gobiernos de izquierda en los últimos años, agregó, aunque no en la medida que estimó el imperialismo hacerlo luego de la muerte del Comandante Hugo Chávez.
Está claro, alertó Moldiz, que las batallas políticas que se avecinan necesitan encontrar a pueblos con disposición al cambio, que se re-enamoren del cambio, y medios de comunicación preparados para cumplir su misión informativa, educativa y orientadora.
Los gobiernos progresistas han hecho mucho desde su gestión, son inigualables, pero quizás el demasiado énfasis puesto en la gestión gubernamental los ha llevado a descuidar la labor política que es donde único se construyen subjetividades, comentó.
Necesitamos, precisó Moldiz, lograr una relación de correspondencia y armonía entre la gestión gubernamental y la recuperación ideológica y política en la sociedad.
El imperialismo, anticipó, sufrirá más derrotas de las que ya tuvo desde 1959, con el triunfo de la Revolución Cubana y en los primeros años del siglo XXI con la irrupción de gobiernos revolucionarios y progresistas, si nuevamente se forja una subjetividad emancipadora en nuestros pueblos.
Y para ganar esa batalla cultural, puntualizó, hay que contar con un aparato mediático articulado desde todos los frentes.
La política se hace a través de partidos, sindicatos, movimientos sociales, pero ahora también a través de los medios de comunicación y del trabajo en las redes sociales, acotó.
Necesitamos volver a tener control territorial y al mismo tiempo tenerlo en los medios de comunicación, ser nuevamente el ícono de la emancipación, la igualdad, el humanismo, preservar los paradigmas y difundirlos, subrayó.
Muchos jóvenes nacieron y vivieron durante las revoluciones y en ocasiones no se valoran los procesos que dieron lugar a ellas, los que murieron para que se fueran posibles estas revoluciones, reflexionó Moldiz.
Para eso, enfatizó, necesitamos hacer más trabajo político-ideológico a través de nuevas formas, y convertir la sociedad en una gran escuela de lecciones de soberanía política e independencia económica.
Otro desafío, destacó, es buscar niveles de eficiencia dentro del ALBA en términos de intercambio económico y comercial. Los pueblos latinoamericanos tienen mucho que intercambiar, cooperar y complementar, reconoció.
La derecha, apuntó, ha aprovechado la debilidad que se encuentra en los mecanismos de integración económica y comercial, que no son los mismos que los mecanismos de solidaridad.
El aporte de Bolivia al ALBA en el tema económico será importante, dijo, por la particularidad de su modelo, elementos del funcionamiento económico del país pueden servir de mucho y, quizás, estudiados y sometidos a la crítica, no para ser copiados sino, tomados en cuenta.
Bolivia podrá convertirse en el plano económico en una nación que aporte recursos importantes como alimentos, energía, pues si se cumplen los planes para el 2020 el país exportará ocho mil megavatios generados con energías limpias, señaló Moldiz.
Además, apuntó finalmente Moldiz al resaltar el papel político de Bolivia, por ser el país de Suramérica con mejores condiciones en la última década para el cambio social, donde el movimiento indígena, campesino y popular son esenciales para conservar la revolución y aportar a la integración latinoamericana.