La XIV Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA), a celebrarse en Caracas el venidero 5 de marzo, será otra oportunidad para trazar nuevas metas en la batalla que libran actualmente sus países miembros por la definitiva independencia, la unidad y la integración de las naciones latinoamericanas y caribeñas.
Nacida el 14 de diciembre de 2004 por un acuerdo suscrito en La Habana entre los líderes históricos de Venezuela, Hugo Chávez, y de Cuba, Fidel Castro, el ALBA sepultó a la neoliberal Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), que creó Estados Unidos con el propósito de mantener su dominio en la región que se extiende del Río Bravo hasta la Patagonia.
Concebida por Fidel y Chávez como un mecanismo de cooperación y solidaridad en todas las esferas de la sociedad, en beneficio de los pueblos y contra el neoliberalismo salvaje impuesto en la Patria Grande, esa entidad es blanco hoy de una arremetida derechista que financia y estimula Washington.
Desde su fundación, el ALBA siempre fue un escollo para los gobiernos de turno norteamericanos y la oligarquía regional en el viejo empeño por mantener el dominio imperial en Nuestra América.
Por esa razón, Venezuela, el país miembro con mayores recursos de los que integran esa organización, y otros como Bolivia, Ecuador y Nicaragua, además de Cuba, han sido objeto de agresiones de todo tipo por parte de Estados Unidos y la derecha para debilitar y conseguir destronar a sus gobiernos progresistas, y de facto intentar desintegrar al ALBA.
La Revolución Bolivariana, que ahora encabeza el presidente Nicolás Maduro, ha sido y es, sin duda alguna, la principal diana de los disparos continuos de Washington dirigidos contra la referida entidad integradora.
El Pentágono y la Casa Blanca no esconden su hipótesis que derrumbando el proceso revolucionario en Venezuela, el ALBA sufriría un golpe mortal, precisamente por ser la nación de Hugo Chávez la de mayor fortaleza económica.
Y justamente por ese motivo es imprescindible intensificar la solidaridad con Venezuela, en defensa de la paz, su soberanía, su libre autodeterminación, y frente a las injerencias externas en sus asuntos internos.
La XIV Cumbre del ALBA en Caracas, el próximo domingo, es escenario ideal para vigorizar el respaldo a la Patria de Bolívar, además de elaborar planes con vista a intensificar la unidad y la integración entre latinoamericanos y caribeños, en momentos de dificultades económicas y políticas en la Patria Grande.
Otros de los objetivos cardinales de esa cita debe ser asegurar la distensión en la región, tomando en cuenta los preceptos recogidos en la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, adoptada en la II Cumbre de la CELAC, efectuada en La Habana, en 2014.
Un merecido homenaje a los padres del ALBA, Fidel y Chávez, será activar y fortalecer la organización que en beneficio de los más desposeídos crearon esos dos gigantes de Nuestra América.