La voz de Cuba en la Conferencia de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en busca de un acuerdo universal que salve la vida en el planeta, está insertada en el concierto del mundo en desarrollo.
El país caribeño trasladó un mensaje muy directo a la Conferencia de las Partes en el segmento de líderes al afirmar que el enfrentamiento al cambio climático está vinculado a la necesidad de establecer un nuevo orden económico internacional, así como de modificar los actuales patrones de producción y consumo.
La posición de la isla en la Cumbre del Clima está replicada en las preocupaciones de la inmensa mayoría de los países subdesarrollados, agrupados en torno al Grupo de los 77+China, los países en desarrollo con posiciones afines, la Alianza Bolivariana Para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y los pequeños estados insulares.
Cuba aboga por un fortalecimiento de la implementación de la Convención Marco de Naciones Unidas, dijo a Prensa Latina en el Parque de Exposiciones de Le Bourget, al norte de París, Pedro Luis Pedroso, uno de los representantes cubanos en las negociaciones de la conferencia sobre cambio climático.
El acuerdo de París, afirmó Pedroso, no debe ser distinto o independiente de los apegos de esa convención, si no que el mismo debe estar anclado en ésta.
De acuerdo con el experto, el discurso de Cuba está en plena sintonía y se corresponde con el pensar de la mayoría del mundo en desarrollado acerca de la lucha contra el cambio climático.
Se trata de un problema global ocasionado por la acción del hombre, que se puede resumir en cómo el hombre produce y consume, o sea los patrones que dirigen la vida actual o sobre los cuales se asienta la vida de las sociedades de hoy.
El calentamiento global -acotó- no solo afecta a los ecosistemas que sostienen la vida en la Tierra, sino que además ejerce influencia en múltiples sectores como la agricultura, los modos de producción, el transporte, y la industria.
Por tanto, explicó, las soluciones para abordar al cambio climático no pueden verse de manera aislada sino en integración y en coherencia con cómo afecta a todos los componentes de la vida humana y particularmente los sectores económicos fundamentales.
Para los países en desarrollo, y para Cuba también, es absolutamente indispensable que el acuerdo de París también aborde estos problemas. No se puede estructurar una política, acción o un marco internacional de enfrentamiento al cambio climático que no tenga en cuenta las necesidades del desarrollo sostenible y de erradicar la pobreza, pues esta genera insostenibilidad, lo que a la vez provoca acciones que luego van a repercutir en el medio ambiente.
El instrumento global que emerja de París tiene también que tomar en cuenta la importancia del comercio mundial como vía para el desarrollo sostenible.
Por tanto, el futuro acuerdo tampoco puede contravenir las disposiciones universalmente aceptadas del comercio internacional.
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