“La ofensiva de la derecha transnacional en el continente ha venido arreciando, buscando destruir nuestros avances populares en materia de democracia y soberanía, y buscando recuperar sus mecanismos de dominación político, militar e ideológico para garantizar el control, principalmente, de nuestros recursos naturales y económicos”. Esta es una conclusión común de los intercambios en grupo que pusieron fin a la primera jornada del Encuentro Hemisférico Derrota del ALCA. 10 años después.
La sesión plenaria con la que abrió la mañana del sábado 21 de noviembre en el Centro de Convenciones de Cojímar, permitió escuchar la síntesis de cada uno de los cuatro debates que sesionaron en paralelo el viernes en la tarde. Hubo consenso sobre el papel de los grandes medios de comunicación en la penetración ideológica, que impone visiones de la realidad. Se mantiene “la política de violencia exacerbada y de militarización en la región”, donde existen más de 80 bases militares imperiales y se implementan estrategias como el Plan Colombia y la “Seguridad Democrática”, que reprimen al movimiento popular y criminalizan las protestas.
En el texto de una de las relatorías compartidas señala: “después de la victoria contra el ALCA, perdimos mucho de la articulación continental. Ganamos una batalla y creímos que habíamos ganado la guerra, cedimos nuestro liderazgo a los líderes y espacios institucionales de la ola progresista, y descuidamos nuestras luchas, el trabajo territorial, la acumulación de poder popular”.
El documento identifica entre las dificultades a superar la fragmentación existente, que impide una articulación sólida entre los movimientos sociales en aspectos comunes. “Nos cuesta mucho ponernos de acuerdo para salir a librar las diferentes luchas”. Si a esto se suma, que resultan insuficientes los puentes de intercambio, la comunicación a fondo, la que posibilita acercarse, conocerse, identificarse, comprometerse; entonces la unidad no llega a cuajarse para la construcción de alternativas a la propuesta capitalista.
En ese camino de resistencia y búsqueda de la integración, hay que definir horizontes compartidos, que esclarezcan “qué democracia queremos proponer”, cuáles son las experiencias que ya le plantan cara al modo de vida consumista y depredador que legitima el capital.
“Los movimientos sociales, debemos mantener nuestra autonomía frente a los gobiernos progresistas. Nuestras posiciones críticas también sirven para marcarle la cancha a estos procesos y empujar hacia la izquierda”, añade la síntesis de la mesa 4.
Este sábado los participantes en el Encuentro avanzan, luego de mirar a fondo el contexto, en la puesta en común de propuestas, que puedan convertirse en acciones de continuidad, más allá del espacio que ha ofrecido La Habana en estos días.
Algunas sugerencias podrían quedar recogidas en el documento final que se dará a conocer mañana domingo. Entre sus ejes podrían incluirse la formación política integral, el reposicionamiento en el campo de la comunicación, con alternativas más claras respecto a políticas, estrategias, planes, campañas, medios y producciones comunicativas, propias, con un carácter informativo y también reflexivo y educativo, que recoloque la integración popular en nuestra agenda de lucha cotidiana.
Otro ámbito de interés es la organización interna de los movimientos, los mecanismos de participación política, como las consultas y juicios populares. Procesos en curso como el de la paz en la región, requieren una mirada gran nacional y en ese sentido se alzan plataformas que existen y articulan a pueblos y gobiernos como el ALBA.
Hay una conciencia creciente de que no bastan las respuestas coyunturales, ni las reacciones a las acciones y ataques enemigos, es necesario pensar de manera estratégica el horizonte emancipador y de justicia social, que queremos alcanzar, para acercarlo desde nuestra actuación común. Este Encuentro ya es un paso importante en este proceso articulador.