Para el secretario general de la Unasur, Ernesto Samper, la crisis que se vive en Venezuela se debe a injerencias internacionales, falta de diálogo político interno y a una situación social y económica resultante de factores que hace un par de años eran impredecibles.
De acuerdo con él, Unasur está haciendo un trabajo discreto a partir de la diplomacia.
Samper consideró que, para buscarle una salida a la crisis, los actores políticos, sociales y económicos de Venezuela deben sentarse a dialogar en la misma mesa para acordar un manejo social de la economía.
También se refirió a los diálogos de paz en Colombia y resaltó la designación de un delegado de Washington para las conversaciones, y dijo que llegó la hora de hacer más incluyente la mesa de La Habana.
¿Cómo ve Unasur la situación actual de Venezuela?
Con la preocupación propia de los hechos que están ocurriendo y que tienen que ver con injerencias internacionales, falta de diálogo político interno y, por supuesto, la situación social y económica resultante de factores que hace un par de años eran impredecibles, como el impacto de la caída internacional de los precios del petróleo, que está afectando las economías de todos los países petroleros de la región.
¿Por qué Unasur no ha logrado impulsar las vías democráticas en Venezuela?
La pregunta me parece mal planteada. Precisamente lo que está haciendo Unasur es sosteniendo la vigencia de la institucionalidad democrática venezolana amenazada por los factores descritos que no son ‘gripitas’ cualesquiera. Que lo haga de manera discreta es otra cosa.
¿El silencio de Unasur frente a lo que pasa en Venezuela es una aceptación de lo que sucede en ese país?
Lo que usted llama ‘silencio’ de Unasur yo lo llamo prudencia y diplomacia. Nuestro papel no es atizar incendios sino apagarlos. No controvertimos el papel de los medios en su tarea de denuncia y controversia mediática, así algunos se excedan en el morbo noticioso, pero nuestra tarea consiste en buscar canales discretos y efectivos para que las cosas se arreglen o se mejoren a través del diálogo, del acercamiento, del entendimiento entre los actores de las crisis. Desde hace tres semanas seguimos paso a paso, día a día, la situación de Venezuela, buscando salidas, proponiendo acuerdos.
¿Unasur avala que el Gobierno de Nicolás Maduro lleve presos a los líderes opositores porque eso implica respetar la justicia?
Unasur no actúa como gobierno porque no lo es. Sus pronunciamientos como unión de Estados son el resultado de consensos internos conseguidos dentro de escenarios institucionales existentes, lo cual no quiere decir que los Estados que forman parte de la Unión no se pronuncien como gobiernos, que de hecho lo han estado haciendo en estos días.
¿No cree que Unasur tendría que, por lo menos, hacer declaraciones para pedir la libertad de los líderes de la oposición detenidos?
Unasur, como institución, defiende principios como el de la aplicación de las reglas universales que definen el derecho al debido proceso y la independencia de los jueces para cumplir su misión de impartir justicia sin que medie ningún tipo de injerencia.
¿Llevar a la cárcel a la oposición sin el debido proceso es de la naturaleza de un régimen democrático?
Por supuesto que no, si se hace irrespetando el debido proceso, que es lo que usted, ligeramente, está prejuzgando.
Hay quienes dicen que el gobierno de Maduro es un régimen camino a la dictadura. ¿Qué opina?
Que muchos de los que dicen eso están pensando con el deseo. Mientras no haya un relevo de gobierno en Venezuela a través de las mismas vías democráticas por las que fue electo el presidente Maduro, él seguirá siendo el Presidente de Venezuela.
¿Siente usted que hay alguna relación de Unasur con el gobierno de Maduro que impide cuestionarlo?
Claro que en el interior de Unasur existen diferencias no solo en relación con el caso de Venezuela sino con muchos otros temas. Estas diferencias las debatimos y superamos internamente. Por eso Unasur actúa como un gran escenario político y se ha movido con prontitud y eficacia en la resolución de crisis democráticas inclusive más graves que esta.
Usted ha dicho que le preocupa mucho la situación económica de ese país. ¿No sería una prioridad la defensa de los derechos humanos a ver si se restauran las libertades políticas y por ahí derecho el bienestar económico?
Aquí no hay un dilema de huevo y gallina. Para mi es claro que el telón de fondo de esta crisis es la situación económica que puede afectar e, incluso, llegar a comprometer la estabilidad democrática de Venezuela. Ahora bien, esta crisis no se la inventó el presidente Maduro; si él no hubiera sido electo, le hubiera llegado a quien estuviera en este momento en el Gobierno. Lo que importa es que los actores políticos, sociales y económicos de Venezuela acuerden rápido un manejo social de la economía. Para conseguirlo tienen que dialogar y sentarse en la misma mesa.
¿Es cierto que hay una conspiración internacional para derrocar a Maduro?
En la reunión de los cancilleres comisionados por Unasur para abordar el tema de Venezuela celebrada en Montevideo, el Gobierno de Venezuela presentó evidencias sobre actividades injerencistas internacionales que preocuparon y alarmaron a algunos de los asistentes. Le confieso que yo aún no entiendo cómo Estados Unidos borra con el codo del unilateralismo en Venezuela lo que está haciendo con la mano tendida en Cuba.
El presidente Santos ya pidió la liberación de Leopoldo López y garantías procesales para el alcalde Ledezma. ¿Esto le abre camino a una posición más dura de Unasur?
En Unasur respetamos todas las posiciones de los Estados miembros y seguimos en la búsqueda de canales de diálogo y encuentro entre los distintos actores de Venezuela para que haya salidas democráticas, pacíficas y constitucionales a la crisis porque creemos que es lo que preserva mejor la paz social en ese país.
¿Siente que no hay el consenso dentro de los cancilleres de Unasur para pedir a Maduro respetar las libertades en Venezuela?
No puedo hacerme vocero ni mucho menos intérprete de lo que piensan los cancilleres de Unasur. Mi papel como secretario general es buscar acuerdos y no apoyar disensos.
¿Qué opina de la propuesta de César Gaviria de ampliar la justicia transicional, incluso, a los no combatientes?
La justicia transicional es la normatividad moderna que se encontró para reemplazar la vieja época de los indultos y amnistías que estaban centrados más en los victimarios que en las víctimas. Si la propuesta del expresidente Gaviria parte del reconocimiento de la santísima trinidad transicional de combinar verdad, reparación y justicia para las víctimas de otros actores de la violencia, quienes quiera que ellos sean, bienvenida sea.
Estados Unidos enviará a un funcionario especial para el proceso de paz colombiano. ¿Qué significa ese mensaje?
Se trata de una muy buena noticia a la cual ojalá siguiera la posibilidad de que otros actores sociales de Colombia y organizaciones internacionales como la que yo represento pudieran acceder a la mesa de negociaciones para presentar sus puntos de vista y aportes. Tal vez haya llegado el momento de flexibilizar el libreto de La Habana para hacerlo más incluyente.
¿Un delegado de Washington en el proceso de paz hace menos indispensable el papel de Caracas en La Habana?
Los colombianos hemos sido muy injustos en la valoración del papel que ha jugado Venezuela, desde la época de Chávez, en este proceso, que ha sido un papel discreto, efectivo y muy desinteresado, por cierto. Decir que se cambia Caracas por Washington creo que hasta en Estados Unidos causa rubor.
¿La visita de Andrés Pastrana a Caracas aumentó las tensiones?
¿De él o de Venezuela?