Tras 10 años de la histórica IV Cumbre de las Américas, celebrada en Mar del Plata, movimientos sociales, populares y sindicales se reunieron en La Habana, Cuba, entre los días 20 y 22 de noviembre, para conmemorar la derrota al ALCA lograda por los gobiernos progresistas de la región y sus pueblos.
En entrevista con la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI), Ernesto Trigo, secretario de Acción Social de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) y representante en Argentina de la Confederación Sindical de las Américas (CSA), resaltó que la IV Cumbre de las Américas fue un evento histórico que representó “ponerle freno al neoliberalismo. Los presidentes y los pueblos de América Latina triunfamos”.
Destacó que el “NO AL ALCA” permitió generar un “espacio de visión nacional de las políticas y reestructuración de cuestiones internas de las políticas. En Argentina se han logrado 5 millones de puestos de trabajo nuevos que con el ALCA no existirían”, dijo.
Por su parte, Edgardo García, secretario de la Asociación de Trabajadores del Campo de Nicaragua y coordinador de la Vía Campesina de la región centroamericana, apuntó que la derrota al ALCA en aquella oportunidad fue sustantiva “porque tuvimos la oportunidad de salir de una recesión horrorosa, los programas de ajuste estructurales nos habían aplastado. Éramos víctimas de un modelo de domesticación a palo. Abandono de políticas agrarias, privatización de salud y educación. Masiva deserción del país”.
Iván González, coordinador político de la Confederación Sindical de Las Américas, agregó que el grito de los pueblos posibilitó la efectiva estructuración de una acción conjunta “para derrotar a un enemigo que tenía múltiples cabezas y que significaba la aplicación de una agenda de precarización y de pérdida de derechos para los trabajadores”.
No obstante, resaltó que la región no debe dispersarse “en la acción frente a los tratados bilaterales del ALCA”, puesto que esto implicaría un debilitamiento en el enfrentamiento, lo cual puede apreciarse en los países de Centroamérica y en Colombia, Perú y Chile.
Al respecto, Tomás Gómez, coordinador del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), insistió en el fortalecimiento organizativo de los pueblos latinoamericanos y caribeños y en el diseño de una agenda común como estrategia para “derrotar a un gran monstruo”.
Exaltó que los acuerdos de asociación que Centroamérica firmó con EE.UU., Canadá y Europa significan “despojo, recolonización y asesinato de nuestros pueblos y la muerte de la cosmovisión como pueblos indígenas. 35% del territorio hondureño ha sido concesionado a empresas trasnacionales. Minería, turismo, agroindustrias. Significa el despojo de las tierras y la soberanía de los pueblos”, dijo.
Viviana Abud, secretaria general del Sindicato de Tercerizados de la Minería del Cobre de Chile y subcoordinadora de la Mujer para América Latina y el Caribe por la Federación Sindical Mundial, señaló que la derrota al ALCA representó un avance en la lucha contra la explotación y la opresión, lo cual demuestra que a través de la integración los pueblos sí pueden “doblarle la mano al capitalismo y avanzar hacia una sociedad socialista”.
Deolinda Carrizo, representante del movimiento campesino-indígena de Argentina y secretaria operativa de la CLOC Vía Campesina del país sureño, acotó que la derrota al ALCA también simbolizó la oportunidad de profundizar el trabajo desempeñado por las organizaciones argentinas y la posibilidad de articularlo con los de otros movimientos del continente.
Una prueba de esta articulación y trabajo conjunto de contención del ALCA se materializó con la creación de Petrocaribe, recordó García, quien agregó que esta instancia ha permitido vertebrar determinadas políticas, “antes de eso se hablaba de tratados de libre comercio y nada de cooperación”.
David Abdulah, secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de Trinidad y Tobago y líder político del Partido Movimiento por la Justicia Social, agregó que Petrocaribe representa un “verdadero acto de solidaridad con los países del Caribe” el cual salvó a las pequeñas economías de esta región de un colapso.
En ese sentido, acotó que el ALBA también ha posibilitado que las pequeñas economías caribeñas rompan con las relaciones económicas imperiales colonialistas a través de la integración con los pueblos latinoamericanos.
Relanzamiento de la agenda de trabajo
En el Encuentro también se acordó el relanzamiento de una agenda de trabajo que priorice la soberanía nacional y alimentaria, así como la resistencia y el cambio frente a las trasnacionales, dijo García.
Trigo acotó que “hoy América Latina es el continente de la esperanza que puede ser un faro para el resto del mundo. Nuestros países se han parado frente a los poderosos del mundo con sus pueblos detrás”.
Entre otros puntos, Carrizo impulsó la discusión de un cambio cultural en el consumo a través del fortalecimiento de las relaciones entre el consumidor, trabajador y campesino. “Hay que incidir en políticas públicas”, dijo.
Agregó que desde la Vía Campesina han estado trabajando en el fortalecimiento de los espacios de formación agroecológica para la transferencia de técnicas ancestrales que permitan tener una práctica alimentaria sana a la población urbana.